La sequía actual es un asunto que merece ocupación institucional y conciencia del pueblo, y se suma a las listas priorizadas de otros retos que enfrentamos, consecuencias del impacto del nuevo coronavirus y de las limitaciones económicas impuestas por el bloqueo imperialista.
Su presencia es la queja del ambiente natural a siglos de explotación humana y viene acompañada de estragos que impactan la dinámica socioeconómica de pueblos y regiones y la salud y calidad de vida de sus habitantes.
Abordar el fenómeno de la sequía en medio de una pandemia podría parecer inconveniente, sin embargo, la realidad lo precisa y está comprobado que a los cubanos no le asustan los desafíos, con la comprensión cabal de que información y prevención son las herramientas óptimas para minimizar los daños.
CALOR EXTREMO SIN LLUVIA: EL CLIMA A FAVOR DE LA SEQUÍA
Aunque de noviembre a abril es el periodo poco lluvioso, los acumulados de precipitaciones en marzo estuvieron muy por debajo de la norma, identificándose por el Centro del Clima del Instituto de Meteorología como el más seco en Cuba desde 1961.
El doctor en ciencias Carlos Alberto Miranda Sierra, especialista del Centro Meteorológico en Pinar del Río, sobre el fenómeno en el territorio informó: «En marzo, la sequía meteorológica tuvo una intensidad entre severa y extrema y ocupó toda la provincia, se ha prolongado por más de tres meses y es más intensa en los municipios de la costa norte.
«Influencia de las altas presiones migratorias y días cálidos describen al mes anterior, con valores de temperatura notablemente elevados, registrándose 2,9 grados Celsius por encima de la media histórica, sobre todo en La Palma y Santa Lucía.
«Prácticamente no ha llovido en Vueltabajo en el 2020. En el primer trimestre los acumulados fueron de 74 milímetros, valores inferiores a la media para esta etapa y para abril no se atisban mejores pronósticos. La sequía reafirma su condición de fenómeno cíclico alimentado por el cambio climático y, del día primero a la fecha, ha existido muy poca variación en las condiciones hidrometeorológicas.
«Seguimos sin lluvia y las temperaturas continúan elevándose, con dos nuevos valores notables: en San Juan y Martínez el día ocho de abril se registró 34,3 grados, superior a los 33,4 del cinco de abril de 2002, y en La Palma 36,5 el 10 de abril, superior a los 36 del 26 de abril de 2015», alegó Miranda Sierra, quien también es el autor principal del estudio de peligro, vulnerabilidad y riesgos de intensas sequías en Pinar del Río, sus municipios y consejos populares.
A partir de hallazgos científicos, el investigador alertó: «Debe tenerse en cuenta que este es el periodo del año de mayor peligro y los territorios más vulnerables son San Luis, Los Palacios y toda la costa sur de la provincia, pautas que posibilitan tomar medidas locales para la mitigación, especialmente las encaminadas al uso racional del agua, la protección de fuentes de abastos y la prevención de enfermedades y de incendios forestales, al ser sus consecuencias más drásticas».
RETOS PARA RECURSOS HIDRÁULICOS Y LA DEFENSA CIVIL
El agua es un recurso de primera necesidad y su valor de uso aumenta ante la COVID-19, al ser la higienización personal y del hogar una medida preventiva, al tiempo que la demanda de consumo agropecuario de la familia se incrementa en las actuales condiciones de distanciamiento sanitario.
Relacionado con los efectos de la sequía en el abasto a la población, en comparecencia en la Mesa Redonda el pasado 25 de marzo, Antonio Rodríguez Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), informó sobre la situación del país: «Existen 111 fuentes de agua afectadas, 89 de forma parcial y 22 totalmente. La situación incide en más de 460 000 personas en occidente, 23 000 en el centro y 21 000 en el oriente».
Del total, 24 fuentes parcialmente dañadas son pinareñas, concentradas en Pinar del Río, Minas de Matahambre, La Palma, Los Palacios, Consolación del Sur y San Juan y Martínez, llegando a afectar a más de 16 000 personas, refirió el ingeniero Rubén Ricardo Ricardo, director técnico de la delegación provincial del INRH.
«Frente a esta realidad, se buscan alternativas territoriales para mejorar el abasto como la eliminación de los salideros en las conductoras y redes de distribución, el apoyo del servicio con pipas o el suministro de agua por redes con menos horas de bombeo, regulando el caudal y los ciclos de entrega, según el comportamiento de las fuentes», agregó.
Cabe destacar que con la llegada simultánea de la pandemia y la sequía, el país actualiza su plan de enfrentamiento a la contingencia climatológica, rectorado por el INRH y el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil.
Dentro de las medidas, diseñadas también a niveles de instituciones y territorios, destacan la rehabilitación de redes de abasto y la supresión de los salideros intra y extradomiciliarios, el incremento de la eficiencia de los sistemas de riego agrícolas y los procesos industriales y el servicio de distribución de agua mediante carros cisternas (pipas).
Otras previstas son garantizar la protección de los puntos de abastecimiento de agua segura; reforzar las acciones de vigilancia y fiscalización con el objetivo de solucionar las ilegalidades en la infraestructura de abasto; decidir el empleo de los pozos previstos para situaciones excepcionales, embalses y micropresas subutilizadas; así como los movimientos de áreas de siembras y de animales por parte de los poseedores de tierra y ganado.
A propósito, el teniente coronel Noel Lozano Martínez, jefe de la Defensa Civil en Pinar del Río, informó que para el enfrentamiento a las sequías intensas existen cuatro fases: informativa, alerta, alarma y recuperativa, establecidas nacionalmente a partir de 2017.
Desde un enfoque esencialmente preventivo puntualizó: «En este momento no hay fase decretada por parte de la Defensa Civil, no obstante, es asunto de vital importancia que cada empresa, organismo, entidad económica y social actualice el Plan de Reducción de Riesgos de Desastres y cumpla las medidas previstas para atenuar el efecto de la sequía, principalmente la Agricultura, Acueducto y las entidades altamente consumidoras».
Conocedor del impacto de este peligro de origen natural en los recursos hídricos superficiales y subterráneos, en el abastecimiento del agua, la producción agropecuaria y la conservación de los suelos, estima que la tendencia es a la intensificación y expansión, debido al progresivo incremento de la temperatura global.
Como consecuencia, también aumentan los incendios forestales, los cuales se combaten a través del sistema de vigilancia, integrado por empresas forestales, dependencias del Ministerio de la Agricultura, los bomberos y el Cuerpo de Guardabosques.
En conversación con la prensa, Lozano Martínez precisó: «Según estudios realizados por el Grupo Multidisciplinario de Desastres, las principales vulnerabilidades que derivan de la sequía están en las dificultades con el abasto de agua, insuficientes vías para obtener el líquido, dificultades con el almacenamiento y acceso difícil a los asentamientos en zonas de montañas.
Desde el punto de vista económico, impacta directamente en la ganadería y la agricultura, donde más del 90 por ciento se realiza en condiciones de superficie de secano».
En el periodo poco lluvioso, los municipios de Consolación del Sur, Guane, La Palma, Minas de Matahambre y Pinar del Río corren alto riesgo por los efectos de la sequía, lo cual está definido por la demanda de agua de esos territorios para el consumo humano y para la actividad agropecuaria. Para San Juan y Martínez el peligro es bajo, y moderado para Sandino, Mantua, San Luis, Viñales y Los Palacios.
A pesar de los esfuerzos y de los obstáculos que sortea el servicio público, se sabe que aún la población no está satisfecha con el abasto de agua. Carencia o ausencia del recurso son asuntos no resueltos en algunas zonas de la provincia y frente a ello habrá que mejorar coordinaciones, creatividades, controles, articulaciones o alternativas de los organismos implicados.
LAS CLAVES: COMPRENSIÓN, CONCIENCIA Y AHORRO
Además de la mala jugada que nos hacen las lluvias, cabe destacar que el impacto del bloqueo, con su consecuente déficit de combustible y otros insumos, es limitación significativa para la gestión de los recursos hidráulicos.
Ambas razones sostienen la necesidad del manejo racional del recurso, para lo que no basta con las voluntades institucionales si a ellas no se suma la sensibilidad de la población y sus iniciativas para el ahorro.
Este es un somero acercamiento a un tema que tiene numerosas aristas, sobre todo porque concierne a un fluido agotable e imprescindible para la vida.
¿Cómo su escasez afecta a la agricultura, específicamente a la producción de alimentos? ¿Cómo pueden los incendios forestales devastar áreas boscosas y qué impactos ambientales y socioeconómicos acarrea? ¿Cómo afecta a la salud humana y animal? Esas y otras interrogantes las abordaremos en próximas ediciones.
Por ahora, es urgente que se sumen quienes aún están rezagados en incorporarse a esta batalla. Estos días en casa pueden ser un buen pretexto para preocuparnos por una situación que precisa la proactividad de todos. Cerrar la llave para que la gota por caer sacie otra sed o lave otras manos, puede ser el primer paso.