En el consejo popular Manuel Sanguily, del municipio de La Palma, Justo Luis Córdova Rivera, licenciado en Economía batalla por echar a andar un emprendimiento personal que beneficiaría a la comunidad y el municipio.
Recuerda que un día al concluir la reunión del núcleo del Partido en la panadería del poblado de la que era administrador, José Miguel Junco, integrante del Buró Provincial lo vio trabajando en el diseño de una máquina y se interesó por lo que hacía, al explicarle que su motivación era producir ladrillos de barro, este lo estimuló e indicó qué pasos dar para contar con el apoyo del territorio.
Así empezó a materializarse una idea surgida “en medio del encierro de la COVID-19, me puse a ver videos para buscar alternativas porque yo era productor de bloques, pero con la escasez de cemento había que encontrar otra manera”.
ENTRE TROPIEZOS
La producción local de materiales para la construcción es una de las necesidades apremiantes, para encontrar a partir de recursos endógenos la manera de recuperar el fondo habitacional de la provincia Pinar del Río, maltrecho por el frecuente embate de los huracanes; desde un inicio contó con el apoyo de las autoridades del municipio, sin embargo, han sido muchos los tropiezos en el camino.
No anda solo por esa ruta, pues son siete, los que llevan dos años juntos en este proyecto. El diseño del horno concebido inicialmente debió modificarse porque una vez en ejecución no dispusieron de cuñas y cemento para ajustarse a lo previsto, aún así lo concluyeron y aunque estéticamente no responde a sus deseos sí cumple con su cometido.
Después de los primeros intentos fallidos por fraguar ladrillos les dijeron que seguramente eso por la calidad de la arcilla, buscaron el criterio de los especialistas y recibieron la certificación del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), “incluso nos aseguraron que tiene una excelente plasticidad”.
Seguían las dificultades y se volcaron hacia la máquina extrusora, en la que se conforman los ladrillos, le han realizado varias adaptaciones, “no tenemos formación mecánica”, lamenta Córdova Rivera y añade, “pero nos hemos asesorado y aquí estamos, haciendo otra inversión para ver si da resultado”.
Al preguntarle por el desánimo, comenta que aparece, pero sólo transitoriamente, “esto tiene muchas perspectivas y no sólo para mí y los que están conmigo desde el inicio, sino para la comunidad y el municipio”.
Entre los sueños que atesoran es crear empleos “después del cierre del central, aquí las opciones son pocas, y si uno puede ganarse un salario y de paso asegurar que al menos se haga una casa por semana, eso es muy bueno”.
APRENDER
Para ellos hoy el gran reto es aprender, “porque no sólo nos vamos a quedar en ladrillo, todo lo que se pueda hacer con barro, lo haremos, queremos triunfar y lo vamos a lograr”.
“Estuvimos en Pinar del Río, pero allá ellos tienen una máquina industrial, necesitamos intercambiar con alguien que lo haga como nosotros con equipos artesanales, por eso queremos ir a San Luis, y si es posible pasarnos una semana allá, trabajando, no tienen que pagarnos, sólo queremos la experiencia”.
Mientras conversábamos con Justo, realizaban modificaciones a la máquina extrusora, en ello cifraban esperanzas de una arrancada definitiva, y Eduardo Blanco Morejón, intendente del municipio nos informó que no fue así, pero ya están creadas las condiciones para una capacitación en San Luis.
EMPRENDER
Reconforta que entre los emprendedores locales se encuentren personas que escogen el sacrifico como el camino, en aras de generar bienes y que no sólo se empeñen en invertir su capital en mercancías para incrementarles el precio de venta y con ello, por supuesto sus ganancias. Tanto tesón y perseverancia, merecerá el éxito, y se revertirá en beneficio para los palmeros.