La joven Maday Martínez Maqueira, aun cuando es muy delicada y femenina, nos dio la impresión de que es una mujer de pantalones bien puestos, por su fortaleza y determinación a la hora de perseguir y alcanzar los sueños y objetivos en la vida.
Hablamos de una consolareña que nació y se crio en pleno campo de este municipio, sin corriente eléctrica, lugar donde todavía vive su familia, pero que ahora tienen un panel solar.
Así comienza a contarnos su vida esta muchacha de solo 28 años y que ya es la subdirectora docente de la escuela pedagógica Tania la Guerrillera, un centro con una gran matrícula de alumnos y un amplio claustro de profesores, destacados por su preparación y experiencia.
“Crecí en el seno de una familia humilde, de campesinos, y mis primeras prácticas las hice en el círculo infantil Clodomira Acosta de Consolación del Sur”. Nos afirma y en sus ojos vemos a alguien enamorado de su profesión y muy agradecida por la posibilidad de superarse cada día más.
Maday es graduada de licenciada en la Primera Infancia, en la Universidad de Pinar del Río, y fue seleccionada para ingresar en el colectivo de la Tania la Guerrillera porque egresó con título de oro y obtuvo el primer lugar en el escalafón de su curso.
“Escogí esta profesión porque siempre me gustaron los niños, desde pequeña decidí que quería ser maestra, era mi vocación, sobre todo con los más chicos, por eso decidí ser educadora de la Primera Infancia.
“Seleccioné la escuela pedagógica porque me gustaba impartir clases, además de que me atrae el trabajo en el círculo, siempre fui alumna ayudante en el Pedagógico”.
SIN MIEDO A LAS RESPONSABILIDADES
Una vez que llegó a la escuela pedagógica asumió la responsabilidad de jefa de departamento de la Primera Infancia, cargo que ocupó como tres años, y después la promovieron a subdirectora general, función que ejerce en la actualidad.
Nos cuenta sobre su experiencia del primer día en el aula, y sin que ella se dé cuenta, la voz le tiembla de emoción al recordar aquel pasaje.
“Fue un momento único, porque realmente fue el primer impacto como graduada, como profesora ante los estudiantes, y ese instante queda para la vida, porque los alumnos casi tenían la misma edad que uno, porque nos graduamos con 23 y aquí los alumnos tiene 15,16, 17.
“Son adolescentes, y uno tiene que saber cómo debe expresarse, hablarles, comportarse con ellos y tratar de que todo salga bien”.
Maday no le tiene miedo a los desafíos, es de las que piensa que formar nuevos profesionales para la Educación es un reto, pero no se amilana, sino que considera que de la tarea de ellos como educadores depende el futuro de la Revolución y del país.
“Somos los encargados de formar a las nuevas generaciones y de educarlas bajo los principios de la Revolución, que nos inculcan nuestros dirigentes y profesores”.
Confiesa que otra de las grandes pruebas es la responsabilidad que asume hoy.
“Es un reto ser tan joven y ocupar este cargo de dirección, pero a la vez una satisfacción profesional, porque confiaron en mí, que lo podía desempeñar y llevar adelante. Tengo para eso que superarme y prepararme cada día y continuar mis estudios. Trataré de cumplir lo mejor posible”.
Esta joven siente orgullo sano por su colectivo de trabajo y la labor que realizan y por eso habla de ellos y del alumnado de su centro.
“Nuestros estudiantes se gradúan con una buena preparación, pues cuentan con profesores muy bien preparados y exigentes, profesionales con mucha disposición para formarlos.
“Para elevar la calidad en la formación siempre se trazan estrategias de preparación para cuarto año, para así elevar aún más sus conocimientos”.
COMO OTRA JOVEN MÁS
En los ratos libres prefiere la compañía de un buen libro, “ahora dedico tiempo al estudio de las normativas, los reglamentos y los documentos que tengo que conocer en mi trabajo, sobre todo lo relacionado con el perfeccionamiento educacional. Me gusta estar bien informada de los temas actuales”.
Le preguntamos sobre el futuro y sabemos que a su mente vienen muchos planes y sueños por cumplir.
“Para los años venideros espero terminar la maestría, que la culmino en junio o julio próximo, y pasar el curso de formación doctoral, porque sí quisiera llegar a ser doctora en Educación y seguir mi superación”. Como toda joven de su edad, a Maday le gusta pasear, ir a la playa, a los museos, sitios históricos y otros lugares recreativos; disfrutar y divertirse, eso sí, siempre mantiene vivos sus sueños de crecerse profesionalmente y aportar en la formación de las nuevas generaciones.