“Quien quiere hacer, encuentra medios; quien no, justificaciones”. Así, con todas las letras, está escrito en el ranchón que Eumberto Hernández Corrales construyó para el descanso de sus trabajadores. Una máxima que patentizó Ernesto Che Guevara y que él enarbola cada día con su quehacer.
Asociado a la CCS Carlos Hidalgo del municipio de Pinar del Río, en el kilómetro cinco de la carretera a San Juan, este hombre no solo garantiza posturas de tabaco tapado a la zona de San Vicente, sino que le ha dado a su finca otros propósitos a tono con el llamado de la dirección del país a producir alimentos.
Aunque es licenciado en Enseñanza Especial, durante sus tres décadas de vida ha estado en muchos frentes, incluso fue primer secretario del Partido en el municipio de San Luis, pero hace 15 años que se dedica a trabajar la tierra que era de su padre.
CALIDAD SUPERIOR
En cinco naves de 52 metros de largo por 8.60 de ancho, que cubren una hectárea de tierra, Eumberto produce las variedades Criollo 98 y 2010 para que los tapaderos, que siembran más temprano que el tabaco de sol, puedan garantizar una postura de calidad.
“Esta variante es muy eficaz, economizas agua, proteges la planta del clima. Si comparas una postura de tabaco que se logre mediante este método con la tradicional, la diferencia es de 15 días a favor del productor, además el objetivo es que la bandeja vaya hasta el campo protegida, de esa forma no se daña la radicular ni sufre a la hora de plantarla.
“Una nave lleva 1 480 bandejas, en cada bandeja 150 alveolos y cuando multiplicas son más de 200 000 posturas que logras con calidad superior. Las ventajas son muchas: la tienes a una altura de la tierra de 90 centímetros, regulas el nivel de humedad, la proteges de la pata prieta y del estrés de la planta”, explica.
Hace cerca de tres o cuatro años que se dedica a esta labor en específico. Solo cuenta con media docena de trabajadores, todos de la comunidad, especialmente mujeres, que según él son más delicadas a la hora de tratar la postura.
“Ya tengo productores marcando para la campaña que viene, no tengo para cubrir la demanda. Este año logramos plantar la semilla peletizada y de aquí se sacaron un millón de posturas”, dijo.
Uno de los túneles los dedica al plan de 40 000 que tiene contratadas para las cuatro hectáreas que dedica al cultivo de la solanácea, pero pretende crecer en las naves y especializarse solo en la producción de posturas.
“La Empresa de Tabaco y la dirección de la Agricultura nos apoyan en eso. Queremos incrementar en 10 más para garantizar todo el tapado de San Vicente, incluso de otros municipios que no tengan suficiente”, expresó.
QUIEN QUIERE BUSCA MEDIOS
Cuando termina el proceso de siembra de la campaña tabacalera, Eumberto utiliza las casas de cultivo en función de la alimentación. Ya son parte de la Granja Urbana y les aprobaron un punto de venta destinado a la comunidad.
Debajo de las bandejas se observa lechuga, ajo porro, pimiento, y aprovecha los laterales para sembrar col, cebollino, zanahoria, rábano y acelga. En las zonas aledañas planta tomate, quimbombó y otros cultivos en la vega.
“La gente lo agradece. Estoy feliz de estar aquí, ahora esta es la primera línea de combate, y lo que hace falta es producir comida.
“En el kiosco tengo tomate, pepino, sazonadores y encurtidos que hace mi esposa, y hasta vienen a comprarlos de otros municipios. Los precios son topados, no han cambiado, por ejemplo el tomate depende de la calidad del producto, a veces está a ocho pesos la libra, pero en ocasiones a cuatro. En definitiva uno también es parte del pueblo, pues independientemente del incremento de los salarios a partir del ordenamiento, la gente todavía no ha aterrizado”, dijo.
Pero no solo venden los productos en la comunidad, también han hecho múltiples donativos al hogar materno de la capital pinareña.
LA MOTIVACIÓN DE TRABAJAR EN EL CAMPO
El trabajo en el campo lleva mucho sacrificio, pues no solo del amor a la tierra se vive, y la motivación es fundamental para lograr resultados.
“Es muy bueno que ahora la gente quiera trabajar con el Estado, pero muy pocos quieren estar en la vega. En esta parte de la postura sí, pero al sol nadie. Y es muy difícil contar con fuerza de trabajo en un campo de tabaco. Yo tengo solo a dos personas, pero uno tiene 88 años. Les pago 120 pesos, pero aparte de eso tienes que decirle que cuando cojas los frijoles vas a darles un saco. Entonces, ¿qué se hace la gente que siembra y no tiene personal?
“A mis trabajadores los vinculo. Cuando estamos en la etapa de semillero, cada uno tiene su nave y además de un salario de 50 o 60 pesos reciben un porcentaje de la producción de la nave. Salen en 2000, 3000 o 4000 pesos mensuales, según la venta.
“En la etapa de cultivos varios igual, ellos mismos te sugieren lo que quieren sembrar en su nave, y también comen de aquí”.
En un pequeño ranchón les pone la radio para que se informen, tienen un baño con agua corriente, una nevera y condiciones hasta para que hagan té o café en sus horarios de descanso.
ENFRENTAR OBSTÁCULOS
Durante la conversación hablamos de los obstáculos del sector campesino, de esas dificultades que se les van de las manos y atentan contra mejores y mayores rendimientos.
“En esta provincia pasamos mucho trabajo para que se logre la minindustria. Las potencialidades existen y esta cooperativa es inmensa. Cuánto se podría tributar al pueblo con un poco de tecnología, porque la verdad que manualmente es inhumano”, expresó.
En relación con el reordenamiento en el que está inmerso el país, refiere que como es algo sin precedentes el proceso resulta complejo, y aboga por que a pesar de las nuevas regulaciones se analicen bien todas las medidas para que los productores se sientan protegidos.
“Por ponerte un ejemplo, los pozos de la agricultura en las zonas rurales se convierten en los acueductos de la población, y eso es algo delicado. Solo en el mes de enero, un productor de esta zona tuvo que pagar más de 30 000 pesos de corriente de su bolsillo y otros se encontraron con tarifas también altas. Son campesinos valiosos que no podemos perder, y en esas áreas hay una casa de fermentación, una escogida de tapado, más la unidad forestal de tabaco y la población.
“Otro problema es el precio de los productos necesarios para lograr las cosechas, porque un saco de abono te cuesta 750 pesos, cuando multiplicas por 20 sacos, eso es dinero. Pero un pomito de Proclaim sale en casi 5 000 pesos, y tienes que aplicarlo”, aseguró.
SIN MIEDO, SIN FRENOS
Eumberto está convencido de que los retos de los campesinos cubanos son grandes, pero ratifica las palabras de Díaz-Canel de que hay que sembrar y que la perseverancia es vital para sacar adelante el país.
“Nos hemos acostumbrado a utilizar los químicos que se han importado toda la vida. Ahora hay que sustituirlos como en los tiempos de mi padre. Eso se ha perdido, pero hay que hacerlo otra vez, es la única forma para desarrollar las cosechas. El reto es grande pero solo así tendremos para comer y no tener que salir a buscarlo.
“Fíjate que hasta tengo un semillero para sembrar 4 000 matas de ají chile habanero que es exportable. Cuando cogí esta vega no daba buenas producciones de tabaco por estar muy cerca del barro. Empecé a estudiarla y a analizar todo y mira ahora. Para mí no hay frenos, no le tengo miedo a nada”, afirmó.