El seis de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, disposición establecida por la Asamblea General de la ONU en el año 2012.
La ablación o mutilación genital femenina es un acto cruel y condenable que consiste en circuncidar parcial o totalmente el clítoris a las niñas y adolescentes, con el fin de que cuando alcancen la edad adulta no disfruten del placer de la sexualidad, para que el marido esté seguro de que la mujer le será fiel.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) denuncia que más de 200 millones de mujeres y niñas alrededor del mundo han sido víctimas de la mutilación, con un índice muy alto de mortalidad tras dicha práctica por la falta de medidas de salubridad e higiene en los lugares donde se efectúa.
Inmigrantes en América y Europa lo realizan furtiva e ilegalmente, debido a la prohibición y pena de cárcel para aquellos que mutilen los genitales femeninos.
Aunque se trata de una práctica realizada en lugares donde predomina la religión musulmana, hay que señalar que la ablación no tiene un carácter estrictamente religioso, sino que es parte de la tradición ancestral de muchas culturas de África y Oriente Medio.