A sus 13 años Luís Alberto López García quizás no entienda a plenitud por qué debe convivir con una familia que es no la suya por consanguinidad; pero sabe a ciencia cierta del esmero de quienes lo cuidan en pos de su bienestar.
En el hogar de niños sin amparo familiar de Pinar del Río, ubicado en la ciudad cabecera, recibe las atenciones que solo una familia de corazón puede proporcionar a un hijo, sobre todo en tiempos de COVID- 19 en los que en toda Cuba se lucha por la salud de sus habitantes.
A veces nos divertimos con las computadoras o los juegos de mesa, y tratamos de no pegarnos mucho, explicó recientemente acerca de las medidas adoptadas en ese centro para evitar enfermarse con el nuevo coronavirus SARS-Cov-2. Estudiante de octavo grado en el centro mixto Carlos Marx, Luis Alberto continúa su preparación académica mediante teleclases impartidas por profesores a través de la programación de la televisión cubana, de cara a mantener activos a los educandos en todos los niveles mientras dure la actual situación epidemiológica.
Hoy su cotidianidad no es la de antes al mes de marzo; sin embargo, el sentimiento de encontrarse en un hogar seguro sigue siendo el mismo, lugar al que llegó por los avatares de la vida y gracias a los esfuerzos del Estado y el gobierno cubanos de proporcionarles un futuro de bien a los niños.
Junto a otros tres infantes, ahora insiste en el lavado frecuente de las manos y el uso del nasobuco, toda vez que dos veces al día son pesquisados por profesionales de Salud Pública en busca de síntomas respiratorios o febriles.
Fundado en octubre de 1987, el hogar de niños sin amparo familiar de Vueltabajo aloja a menores huérfanos, abandonados, con padres enfermos o reclusos de la provincia más occidental; y sus trabajadores establecen con ellos lazos de amor para siempre.
También preparados allí para una vida adulta independiente, los niños son testigos de la voluntad de muchos entes para hacerlos felices. Este primero de junio si bien faltarán las tradicionales actividades que distinguen al Día Internacional de la Infancia, sí estará presente la algarabía de quienes mejor saben querer y no renuncian a sus sueños pese a la adversidad de los tiempos.