Autoridades de la Dirección Provincial de Salud alertaban la pasada semana en Guerrillero sobre el complejo escenario epidemiológico presente en Vueltabajo, ante la cantidad de territorios con presencia del Aedes aegypti y de casos sospechosos de dengue.
De los 11 municipios vueltabajeros cinco presentaban alto riesgo de infectación de Aedes aegypti, ante la presencia de focos del vector y de personas con síntomas febriles inespecíficos. Pinar del Río, Los Palacios y San Juan y Martínez eran los más complicados, pero también preocupaban Consolación del Sur y San Luis.
El doctor Andrés Villar Bahamonde, director del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, confirmó este martes que en los hospitales vueltabajeros León Cuervo Rubio, Abel Santamaría y Pediátrico no estaban ingresados ni casos críticos ni graves debido a complicaciones con las enfermedades por arbovirosis.
Insistió el funcionario en que la población no debe botar el abate que se coloca en los tanques y sí mantener correctamente tapados tanto los bajos como los elevados; conservar patios, solares y otros sitios de las casas limpios y sin vasijas u otros depósitos en los que las hembras del Aedes puedan desovar; así como acudir al médico ante la presencia de fiebre.
Alertó, además, que hay signos de alarma que de presentarse llevan una atención médica inmediata y que, por tanto, no deben ocultarse o tratarse en el hogar.
Especificó el galeno que esos síntomas son dolor o sensibilidad abdominal, sangrado por la nariz o de las encías al cepillarse, decaimiento, vómitos (al menos tres veces en 24 horas) y síntomas gastrointestinales.
Al constatar que en esta semana la situación en Vueltabajo continuaba muy parecida a la precedente, solo cabe corroborar que está casi ausente en la población la percepción del riesgo que corremos todos de enfermar de dengue si no se controla al mosquito.
En la actualidad, el protocolo que sigue Salud Pública ante el reporte de alguien con signos febriles inespecíficos es acudir a su lugar de residencia y proceder a lo que se denomina bloqueo de focos, o sea, eliminar los elementos que podrían servir para que la hembra del Aedes deposite sus huevos, además de la fumigación y búsqueda de febriles en los vecinos de los alrededores del caso sospechoso.
Complejo se hace para los encargados de esta última labor mencionada cumplir con ella, porque por la rapidez con que debe realizarse suele ocurrir que acuden a los lugares sin previo aviso, lo que dificulta el éxito del procedimiento, sobre todo en lo relacionado con la revisión de las viviendas y con la fumigación.
Digo lo anterior, porque incluso conociendo que en una cuadra o edificio hay casos de sospechosos o de enfermos, muy pocos hacen lo que se indica al fumigar, ya que muchos abren puertas y ventanas nada más que desaparecen de su vista los campañistas, sin esperar los 45 minutos indicados para que sea efectiva la fumigación.
A ello se le suma la cantidad de viviendas que quedan sin recibir ese tratamiento al exponer sus moradores diversas excusas o al no estar presentes cuando se visitan las casas.
Ante lo que acabo de mencionar, la solución varias veces es el fraude: ambas partes mienten, pues, el trabajador firma la constancia de la fumigación y el dueño de casa dice que sí realizaron la labor cuando alguien pregunta por ello.
Pero hay más, porque algunos solo piden el “papelito”, anotan la “visita” y continúan su camino, con el consiguiente peligro que tal actitud representa.
Por ello se impone un mayor control sobre ese personal si se quiere que en las filas de esos empleados estén los que verdaderamente deben estar.
Pero también se requiere de más protagonismo de las organizaciones de masas en busca de concienciar a los pinareños en los peligros que representa tener Aedes aegypti en nuestro entorno y personas infectadas con el dengue.
Una labor familia a familia, persona a persona, en cada cuadra permitirá comprender mejor la necesidad de protegerse de ese mosquito mediante la higienización de las viviendas y sus alrededores y con las fumigaciones en los sitios que lo necesitan.
Y hay que insistir muchísimo más en la importancia de frenar la multiplicación de ese insecto, incluso ahora que estamos en la época de seca y de nuestro invierno, pero que no hace que ellos desaparezcan.
No hay chance para mañana ni es necesaria la ocurrencia de una epidemia o de un brote de dengue que provoque fallecimientos para estremecer a los que indolentemente siguen sin hacer caso a lo que se repite constantemente o para sancionar a los que no hicieron lo que les correspondía.
No hay chance para mañana porque los mosquitos están aquí, por lo que se trata de trabajar con la mayor responsabilidad por parte de unos, mientras que a otros corresponde hacer más para educar en la percepción de riesgo.
Queda, pues, que la población comprenda de una vez y por todas que si se quiere alejar al dengue hay que llevar al Aedes aegypti a cifras insignificantes de presencia en el entorno.