Yasmani Lugo había dado muestras de que sería un fuera de serie en la lucha grecorromana desde bien joven, cuando se impuso en el mundial juvenil de Ankara, en 2009, en los 96 kilogramos.
Luego vinieron para él altibajos en la escena internacional, hasta que en el 2015 obtuvo el título panamericano en Toronto, Canadá y ahí, al final del ciclo olímpico, lanzó su candidatura a obtener un metal en las Olimpiadas de Río de Janeiro, que se efectuarían un año después.
No obstante, llegaba a la urbe brasileña sin el aval de una medalla mundial en ninguna de las citas de este tipo organizadas entre 2013 y 2015, sin embargo, dio el alegrón bajo los cinco aros, la gran oportunidad de su carrera deportiva.
En esa olimpiada debutaría con un triunfo ante el chino Di Xiao y después aventajó al iraní Ghasem Rezaei, quien había sido campeón olímpico de Londres 2012, luego superó al sueco Carl Shoen, todo esto antes de presentarse contra el fuerte armenio Artur Aleksanian, a la postre el titular de Río 2016.
Vale destacar que fue una jornada de lujo para aquel bisoño gladiador vueltabajero, de 26 abriles por aquel entonces, pues en todo su recorrido anterior a la final no recibió puntos en su contra, sin duda fue ese día el clímax de su trayectoria entre agarres y llaves.
El armenio era en ese momento el único escollo entre Lugo y su posible reinado olímpico. Aleksanian había sido el luchador de más fuerza en la división (98 kilogramos) durante todo el ciclo olímpico, no en vano había ganado los dos mundiales anteriores a la cita estival (Taskent 2014 y Las Vegas 2015), palmarés al que se sumaba el bronce estival en los 96 en Londres 2012.
Cuando ya se supo con el boleto a la discusión del oro, Yasmani Lugo estuvo muy emocionado, algo que evidenció cuando le fueron a realizar una entrevista para el diario Granma y el nerviosismo le impidió articular las palabras.
Más tarde, el propio Lugo afirmó a esa publicación, en descripción de aquel suceso en que casi enmudeció que: “Fue un momento de descarga, recordé la cantidad de competencias sin que me saliera un gran resultado, pese a que siempre me sentía, como ahora, muy bien preparado. Con la plata asegurada, me dije, ‘al fin’ y fue ese instante de mucho sentimiento”.
La final fue un duro reto para nuestro atleta y finalmente perdió ante el armenio Aleksanian, por tres a cero. Fue una pelea histórica para la lucha cubana en aquella jornada de agosto de 2016, ante un rival a quien Lugo lo calificó como una piedra, dada la fortaleza física del fornido gladiador armenio.
No obstante, los que vimos aquel combate nos quedamos con la sensación de que el cubano dio lo mejor de sí ante un contario superdotado en ese deporte y el pinareño no mintió al comentar, tras concluir la pelea, que “salí a echar el resto ante un hombre que es lo máximo en mi división”.
Después de Río de Janeiro 2016, la carrera deportiva de Yasmani Lugo ha entrado en un declive, causado entre otros factores por la veteranía acumulada, los problemas con el peso corporal y el surgimiento de nuevas figuras en esa división, entre ellas el santiaguero Gabriel Rosillo.
Hay que destacar que Lugo no estará en los venideros Juegos Olímpicos de Tokio, que se planean celebrar a partir del 23 de julio, aunque también es válido aclarar que todavía es plantilla del equipo nacional de lucha.