Ada Hidalgo González es como las mariposas, que no se puede estar quieta, anda de aquí para allá, en función de los demás; o como las abejas, incansable y laboriosa. No hay un día que no esté de ajetreo en ajetreo.
Es de esas mujeres que tiene un carácter envidiable, siempre activa, dinámica y alegre. Nunca la hemos visto de mal talante, mucho menos poniendo peros a la hora de trabajar, por eso, en su colectivo de trabajo, la Dirección General de Educación de Pinar del Río, todos la “llevan” y la quieren.
“Ada la del sindicato”, así nos dicen. Y esa frase lleva intrínseco el cariño con que la expresan, porque ella se preocupa por todos.
“Es una persona excepcional”, refiere una compañera, quien destacó su entrega, solidaridad y empatía.
En su forma de ser, tal vez ayudó su infancia. Era una de las ocho hijas del matrimonio de sus padres; y ella y su hermana jimagua Eva, son las menores.
“Nacimos en Cayo La Paloma, cerca de Las Ovas en Pinar del Río, y éramos del campo, por eso aprendí a trabajar la tierra desde chica. Mi padre era campesino, pero también laboraba como guía de campo, y cuando él llegaba, ya mi hermana y yo teníamos los bueyes enyugados y el agua de la casa asegurada. Lo ayudábamos en todo.
“Soy guajira, y me gusta el olor del campo. Mis padres nos enseñaron a trabajar, por eso no le tenemos miedo a ninguna labor”.
No obstante, Ada y sus hermanas estudiaron. Recuerda que para trasladarse hacia su escuela de Primaria tenía que caminar cuatro kilómetros, ida y vuelta. Luego la secundaria la pasó bien lejos de su casa, en Sandino, en la ESBEC Lázaro Hernández Arroyo.
Allí amó más las sesiones de campo, claro, su experiencia con la tierra la ayudó, y hasta jefa de producción llegó a ser. Pero también le gustaban los libros y leer… ese mundo de ensueño de vivir la historia de los personajes le fascinó.
“Siempre preferí las letras. La asignatura de Español y Literatura me atraía, los números no, ni hablar de eso. Por eso escogí estudiar Bibliotecaria en la escuela formadora de maestros Tania la Guerrillera”.
ADA, LOS LIBROS… Y EL SINDICATO
Una vez graduada, escogió laborar en el municipio de Guane, sus padres se lo sugirieron para que pudiera viajar en el tren.
Con solo 18 años comenzó a laborar en la escuela Capitán San Luis, junto a un colectivo de docentes que la ayudaron y le enseñaron mucho.
Tuvo la oportunidad de poner la lectura en función de la Pedagogía, y de influir en los alumnos y contribuir a resolver muchos problemas desde el punto de vista del aprendizaje y de conductas.
Desde los libros y la literatura, Ada supo trabajar elementos como la ortografía y motivar a los estudiantes a que leyeran”.
Amó la literatura infantil y dedicarle tiempo a los alumnos. Se enamoró de libros como Cuentos de Guane y Román Elé de la escritora pinareña Nercys Felipe.
Disfrutó en ese tiempo el accionar directo con los pioneros, porque entre sus tareas preferidas estuvo la de ser guía de grupo.
“Guiarlos y ser parte de su grupo, participar en actividades y acampadas constituyen vivencias que forman parte de mis mejores recuerdos”.
Pero su temple iba más allá, y muy pronto se interesó por el quehacer en el sindicato. Fue Moisés Frontela, un maestro del primer ciclo, ya fallecido, quien le enseñó.
“Descubrí que me gusta la unidad entre el colectivo, sobre todo, aglutinar a los compañeros, siempre por una causa justa. Además, disfruto representarlos y defenderlos”.
Dos carreras universitarias, las licenciaturas en Español y Literatura y en Bibliotecología y Ciencias de la Información, más una maestría, están en el aval de Ada. Toda preparación para ella es poca, porque ante su colectivo, ella debe ser ejemplo.
SU GRAN AMOR
Su gran pasión es su familia, su hijo Omar y sus nietos Sorlena, John y Jordan. “Ellos son mi vida, aunque mi familia es larga, pero la quiero mucho”.
Entonces me dice el nombre de sus hermanas: Felicia, Olga, Zoyla (fallecida), Rosalina, María Caridad, Caridad María y Eva. Es que ellas son parte de esa enseñanza que les dieron sus padres, quienes les inculcaron la laboriosidad y la independencia.
También son las protagonistas de esa época de correr por el campo, subirse a las matas, montar a caballo y hacer maldades.
Escribir, y que lo dicho se parezca a Ada, es imposible si no decimos que es la amiga que a todos nos gustaría tener, y la líder que hace antes de mandar.
Confiesa que a sus casi 60 años le gusta estar entre jóvenes. Es un ser humano solidario y valiente, tanto, que cuando el paso del huracán Ian hubo un momento en que era necesario proteger el techo de una escuela, y sin pensarlo dos veces, se subió al tejado a ayudar en lo que fuera.
Ella se caracteriza por ser desprendida, empática, y por ser la secretaria del buró sindical de la Dirección General de Educación, y cumplir sus funciones con creces.
Ada una gran mujer, faltó resaltar que es delegada de la circunscripción 201 del CP Ssn Vicente,una de las labores que mejor ha realizado,mis felicitaciones para ella..