El teatro en Pinar del Río está en peligro. No es este un criterio exagerado del asunto, sino una conclusión emanada de la acentuada escasez de actores en la provincia y la inexistencia de soluciones en el futuro más cercano.
Según datos proporcionados por el Centro Provincial de las Artes Escénicas (CPAE), de las 57 plazas de actuación aprobadas, solo están cubiertas 25 actualmente. Esa diferencia numérica representa procesos creativos que se interrumpen, obras que se deben descartar del repertorio, una programación cultural que no se puede sostener con la estabilidad reclamada por el público y por el bien de la manifestación artística en sí.
La emigración y la búsqueda de opciones de trabajo más rentables dentro del país han venido a acrecentar una carencia existente en el territorio desde hace varios años, a pesar de la fortaleza que significa el sistema de enseñanza artística en el contexto nacional.
¿ACTUAR O NO ACTUAR?
“El actor es el eje fundamental de una puesta en escena, sobre todo en el teatro cubano y en las prácticas pinareñas, que están enfocadas en su mayoría en el trabajo del actor”, precisa el dramaturgo vueltabajero Irán Capote, quien considera, en consecuencia, que el déficit de actores constituye uno de los problemas más acuciantes de la escena provincial.
Por su parte, la directora teatral Dorys Méndez Lanza, líder de Alas Teatro, lamenta que su agrupación hoy solo cuente con dos actrices en plantilla. “Como alternativa, trabajo con actores con doble contratación, incluso que no están evaluados profesionalmente, además de dos estudiantes de la Escuela Nacional de Títeres que hacen aquí sus prácticas preprofesionales, pero no constituye una certeza que decidan quedarse en el grupo cuando se gradúen”, explica la experimentada artista.
Ser egresado de la enseñanza Artística es un requisito para integrar la nómina de cualquiera de nuestros colectivos teatrales. Sin embargo, en Pinar del Río son poquísimos los estudiantes aprobados anualmente en los exámenes de captación para la Escuela Nacional de Teatro, en La Habana. Por citar un ejemplo, en la convocatoria del 2023 fueron otorgadas a la provincia cinco plazas, solo fueron aprobados dos aspirantes.
El teatrólogo Aliocha Pérez Vargas observa con preocupación el hecho de que “cada vez son menos los interesados en presentarse a esos exámenes, si bien otrora las carreras artísticas seducían mucho a los muchachos y había esa especie de ideal romántico del artista, ese ideal se ha ido transformando, hoy son otras las contingencias que han obligado a la juventud a cambiar sus patrones vocacionales, y ya las carreras artísticas no llaman tanto la atención”.
Mientras, constituye una generalidad que quienes logran ingresar a la carrera y culminar estudios opten por propuestas de trabajo en la propia capital, donde existen opciones más atractivas y también la posibilidad de incursionar en la televisión, el cine y otros medios que no están disponibles en el contexto pinareño.
Los entrevistados coinciden en que la baja remuneración económica igualmente propicia la falta de actores. “El joven que entre como actor a una de las agrupaciones necesita otra alternativa para buscar solvencia económica, y cuando eres contratado tienes horarios que cumplir, un mecanismo de programación, ensayos, eso te absorbe bastante tiempo para un salario que es casi una especie de estipendio”, apunta Pérez Vargas, director general de Teatro Rumbo.
“Yo misma he gestionado que los actores tengan otro trabajo en su tiempo libre, que no es precisamente un trabajo artístico”, asegura la directora de Alas.
Al respecto, Irán Capote resalta que a diferencia de la realidad local, provincias como La Habana y Matanzas tienen otras vías de comercialización del teatro, las cuales favorecen los ingresos económicos de los actores y demás especialistas de la escena.
UNA AGRUPACIÓN TAMBIÉN ES UNA ACADEMIA
Subir a un escenario, enfrentar al público, apropiarse de otra piel, encarnar otras vidas y épocas, no son virtudes que correspondan a las mayorías. Actuar es un don de pocos, y por eso quienes lo poseen suelen ser profundamente admirados por los espectadores. No obstante, generalmente hay más talento del que captan las escuelas.
“Todos los años veo estudiantes con aptitudes que desaprueban los exámenes. El jurado a veces viene buscando un prototipo en especial para ese crecimiento; sin embargo, a mí como directora me pueden interesar otras características”, destaca Dorys Méndez, en alusión a la cantera que representan esos muchachos y que hoy la provincia no aprovecha por no contar con un mecanismo legal para ello.
“A esos alumnos tú los pudieras formar dentro del grupo y después darles la posibilidad de evaluarse, terminarían siendo tan actores como los de la Academia”, agrega la directora teatral.
Prestigiosos exponentes del arte de las tablas en el territorio, como Sandra Pérez y Midiala Ríos, tuvieron una formación similar, avalada institucionalmente por el 9.1C, un autorizo para entrar al sector que, si bien no ha desaparecido del todo, en los últimos años ha cesado su otorgamiento en el caso de los grupos de teatro.
“Hay cierta reticencia del Consejo Nacional de Artes Escénicas a retomar esas soluciones, no sé si ha sido suficiente el llamado de alarma para que se entienda que la situación en provincia es muy diferente a la de La Habana”, considera el actual director de Rumbo.
Egresada de Teatrología del Instituto Superior de Arte, Daysi Díaz Padrón cuenta con una amplia experiencia en el trabajo con los actores, lo cual le permite afirmar con seguridad que “el actor tiene que nacer”, luego está la Academia para formar en cuanto a técnica, métodos y otras cuestiones.
“Pero los grupos de teatro también son academias perfectamente, en todos hay profesionales que pueden asumir esa formación y con la necesidad de actores que tiene la provincia, pienso que debe de haber una apertura para que nos permitan llegar al talento que hay en la calle y podamos nutrir los grupos profesionales con este tipo de actores”, asevera.
Con la aprobación del CPAE, Rumbo inició hace dos meses un taller de actuación para jóvenes. Primeramente, los participantes se involucraron en dinámicas grupales y ejercicios de autoconocimiento; también recibieron nociones básicas de expresión corporal, así como voz y dicción. Los talleristas ahora trabajan en escenas de obras de teatro clásico cubano que se unirán en un espectáculo final.
Al decir de Díaz Padrón, los estudiantes han mostrado una disciplina y entrega envidiables, de modo que “han logrado apropiarse de lo elemental, el abecé más urgente, a la vez que provocamos en ellos el interés por una cultura general, el no cansarse de leer, de observar, de tener toda la sabiduría que necesita el actor para subir a escena”.
Sin embargo, este tipo de iniciativas tampoco cuenta con el aval institucional necesario para permitir la entrada al sector teatral.
A juicio de los artistas entrevistados, la creación de una academia de actuación en la provincia es una alternativa viable, además de un viejo reclamo en el que hay que insistir.
“El criterio de que no existe personal especializado para la formación de actores en el territorio es algo que es realmente infame, pero lo que más preocupa es que los propios artistas en su momento no hayan combatido ese criterio. Lo que sí es un inconveniente es el tema del inmueble para albergar esa escuela, el talento profesional está”, analiza Aliocha Pérez VARGAS.
SOLICITUDES QUE VAN, NEGATIVAS QUE VIENEN
De acuerdo con las declaraciones de Jessica Domínguez Hernández, subdirectora del CPAE, la institución es consciente de lo alarmante de la situación del teatro en Pinar del Río. En ese sentido, alega que en varias oportunidades han solicitado al Consejo Nacional de las Artes Escénicas la aprobación para abrir escuelas alternativas, o sea, unidades docentes dentro de las mismas agrupaciones.
“Incluso, en febrero pasado la provincia fue visitada por especialistas que sugirieron abrir una unidad docente dentro de Alas Teatro, lo cual nos pareció maravilloso. Después de diseñar esa estrategia con asignaturas, profesores, horas clase, y todo lo necesario, el Centro Nacional de Escuelas de Arte no lo aprobó ni tampoco el Consejo Nacional”.
Domínguez Díaz explicó que han recibido como argumento recurrente el hecho de que Pinar del Río no cubra las plazas otorgadas para la Escuela Nacional de Arte, por lo cual consideran innecesaria la creación de unidades docentes.
A juicio de esta reportera, lo anterior representa un análisis superficial del fenómeno, pues la historia de las últimas décadas ha demostrado que quienes se van a estudiar a La Habana no suplen luego la necesidad de actores de la provincia, y que hay gente con talento que no se presenta a exámenes por diversas razones, que van desde lo costoso de estudiar en la capital del país hasta insuficiencias en la divulgación de la convocatoria y en la preparación previa de los interesados. En esto último mucho pudieran ayudar nuestros instructores de arte en las escuelas y casas de cultura.
Con relación a los autorizos de entrada al sector conocidos como 9.1C, que pudieran ser la solución más inmediata, la subdirectora explicó que fueron suspendidos por la dirección nacional desde antes de la pandemia de Covid-19 y que desconocen las causas de la decisión.
“Recientemente nos ofrecieron la posibilidad de tramitar autorizos de este tipo para bailarines que puedan integrar la compañía folclórica de la provincia, que está a punto de desaparecer; sin embargo, no está sucediendo así con los grupos de teatro”, acotó.
La funcionaria insistió en que la institución no se ha quedado de brazos cruzados ante una problemática tan compleja como la del déficit de actores en la provincia, y que son conscientes de su impacto negativo en los procesos creativos de las agrupaciones.
“Sí, buscamos alternativas, pero no somos los decisores, no está en nuestras manos, el sí o el no”.
Y así, entre solicitudes que van y negativas que vienen, se juega el futuro del teatro en Pinar del Río. Este es un asunto que conlleva análisis más profundos y verdaderamente ajustados a la realidad provincial. Asimismo, es necesario que se alcen más voces desde el sistema institucional de la Cultura y la dirección de la provincia en sentido general. El momento es ahora, mañana será tarde.