Compartiré con los lectores algunas apreciaciones y valoraciones sobre la programación que la televisión pinareña nos ha propuesto para la etapa estival, porque me parece justo y oportuno. Y sobre todo, porque detrás de lo que en su denominada parrilla se nos ha ofrecido hay un visible esfuerzo de todo un colectivo con una vocación de servicio que no puede o no debe quedar inadvertido.
De manera general, el asiduo televidente debe estar de acuerdo conmigo en que se percibió desde el inicio del periodo un saldo muy favorable en las decisiones tomadas en cuanto a horarios de programas y balance por cada día de la semana. Asimismo, se salvaron las no pocas limitaciones técnicas y logísticas para garantizar que junto a la programación fija se pudiera dar cobertura a la incidental que ha aparecido paulatinamente, atendiendo a celebraciones, conmemoraciones y eventos.
Lo anterior ha devenido garantía de que diversión, conocimiento e información se hayan imbricado muy bien como lograda trilogía en la pantalla chica. Cierto es que todavía quedan algunos días para que finalice lo que se conoce oficialmente como etapa veraniega en los medios de comunicación, pero la mayor parte ha ocurrido como entre un abrir y un cerrar de ojos.
Claro que hay espacios que se han llevado las palmas de la preferencia en los hogares de nuestros coterráneos. No he realizado un estudio serio acerca de la mayor o menor aceptación de estos. Pienso que existen estructuras para cumplir este propósito tan desarrollador, pero en los lugares de concentración de la población: tiendas, bodegas, bancos, parques se conversa y se escucha.
Entonces sale en primer plano el ya esperado La hora pico, que rompe esquemas cada año y se nos muestra con la frescura y ese ritmo bien arriba que los espectadores reclaman y hasta necesitan para este tiempo. Esta vez la concepción estratégica de los ejes temáticos llenó más las diferentes áreas o ámbitos del desempeño humano y eso se agradece mucho. El probado y requeteprobado dueto integrado por Javier Núñez en la conducción y guion y respaldado por Frank Gener en la dirección, se nos revela siempre como una promesa para el éxito.
No quiero resultar altisonante ni apologético, pero me arriesgo a afirmar que cada proyecto televisivo que lleve la rúbrica de estos dos talentos-hombres de la TV estará marcado por la creatividad y el rigor. Eso en definitiva se llama calidad en la oferta. Y ahí vuelve a estar el secreto de esa acogida e impacto que ha tenido Con el alma en cueros, oportunidad magnífica para que la sociedad pinareña conozca más de cerca a ciudadanos que sobresalen por la actividad concreta que realizan, por el amor y la dedicación entregados.
Sin alabanzas ni artificios, sino en un ambiente íntimo y discreto, en el que aportan todos los componentes técnicos y artísticos (luces, diseño de escenografía, utilería, música), su factura es sencillamente muy acabada. Lamentables los problemas de interferencias en la trasmisión que han sucedido en casi todas las emisiones y que esperamos sean resueltos definitivamente.
Destino mañana es una realización bastante joven que por fin ha conseguido la estabilidad requerida en su ubicación. Se trata de una producción conjunta con la Uneac en la provincia y se destaca por abordar aristas imprescindibles de lo que pudiéramos considerar una cultura general en cualquier persona, independientemente de su edad.
Yamiley Arencibia y Yanetsy Ariste son féminas que logran un producto muy cuidadoso y pendiente de cada detalle, en la dirección y la conducción respectivamente. La segunda contribuye con sus guiones inteligentes a elevarle la parada a un público en torno a su función apreciativa y estética, lo que queda fortalecido por los especialistas que son invitados de lujo.
Las dos revistas informativas variadas Visión 27 y Buenas Tardes Pinar se han insertado con desenfado y aliento renovador a este modo de hacer, digamos más ágil que debiera mantenerse durante todo el año. Secciones nuevas y no tan nuevas, pero muy refrescantes, se van abriendo para conformar un versátil abanico.
Quizás siga siendo una asignatura pendiente la aparición de un proyecto de programa diseñado para el ejercicio de la crítica artística y literaria, que no puede confundirse con la función de divulgación y promoción cultural. Como se sabe, entre una y otra media una distancia que es precisamente la que urge recorrer.
Por encima de todo, una idea deberá subrayarse con estas líneas: TelePinar se ha crecido y el pueblo se lo reconoce. Veamos qué pasará en el próximo verano: seguramente esa línea ascendente no se detendrá.