El terrorismo es un instrumento de vieja data utilizado por Estados Unidos contra Cuba y hoy revive en los estertores del gobierno del presidente Donald Trump.
No puede achacársele la génesis de esta política al mandatario saliente estadounidense, pero su retórica, medidas y acciones contra la vecina isla incitaron la realización de actos de esa naturaleza que Cuba denunció antes y ahora.
Esta historia comenzó hace décadas y una fecha la marca: el 17 de marzo de 1960. Entonces las autoridades de la potencia norteña aprobaron el llamado Programa de Acción Encubierta contra Cuba.
Bandas armadas, actos de sabotaje, intentos de asesinato de líderes de la Revolución cubana, la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos e incluso la guerra biológica para la introducción de enfermedades y plagas conforman un largo prontuario de agresiones del terrorismo de Estado ejercido por Washington.
No hay que olvidar el derribo de una aeronave de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados en octubre de 1976. Murieron 73 personas y los responsables de aquel crimen vivieron hasta sus último días en la ciudad de Miami.
Pero cuando la historia terrorista parecía menguar, llegó Trump a la Casa Blanca y se encargó, en contubernio con representantes de la ultraderecha de origen cubano, de subvertir a como fuera la situación en la Cuba socialista.
De ello dan fe los disimiles actos denunciados por La Habana y que sustentan las denuncias del presidente Miguel Díaz-Canel y de otros funcionarios e instituciones aquí.
Lo demuestra la escalada de sabotajes ocurridos entre 2017 y el año en curso, con casos comprobados de participación de terroristas radicados en Estados Unidos, incluido el ametrallamiento de la embajada de Cuba en Washington, el 30 de abril último.
Tras las rejas están en la isla los responsables confesos del descarrilamiento, el 26 de mayo de 2019, de un tren de carga procedente de la terminal de contenedores de Mariel, quienes revelaron financiamiento desde la Florida.
La televisión cubana recién dio a conocer otros ataques de índole terrorista, como los ocurridos en agosto y septiembre, en medio de la batalla contra la pandemia provocada por la Covid-19.
Entonces fueron lanzados cocteles molotov contra una cafetería, una barbería y una bodega.
Las investigaciones demostraron que los terroristas de origen cubano, pero residentes estadounidenses, William Cabreras González y Michel Naranjo Riverón, contribuyeron a instigar dichas acciones, bajo promesas de pago a sus ejecutores.
Tambien prometieron a los autores el financiamiento de una salida ilegal del país, consigna al respecto el diario Granma.
Según las recientes revelaciones sobre el tema, el modus operandi se repite con promesas de pago y reclutamiento de ciudadanos de pésima conducta social para la realización de actos violentos y su difusión en las llamadas redes sociales.
Así ocurrió en enero, cuando sujetos de mala calaña vejaron bustos del Héroe Nacional José Martí, que luego fueron profusamente divulgados en las plataformas digitales desde Miami, y señalaron al también terrorista radicado en el sur de la Florida, Jorge Luis Fernández Figueras.
Se trata de un sujeto circulado en Cuba por la comisión de actos de sabotaje, incluido el reclutamiento de adolescentes para romper vidrieras y colocar carteles contra el proceso revolucionario.
Lo dijo en comparecencia televisiva el coronel Víctor Álvarez, segundo jefe del órgano de Instrucción de Delitos Contra la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior.
Fernández Figueras vuelve a aparecer en el financiamiento de acciones del autodenominado Movimiento San Isidro, uno de cuyos miembros le identificó en tales propósitos ante las cámaras de televisión.
En estos y otros casos las autoridades de Estados Unidos fueron informadas por Cuba del involucramiento de ciudadanos residentes en aquel país en hechos delictivos y terroristas.
Pero bajo el gobierno de Donald Trump primó la impunidad, según subrayó el presidente Miguel Díaz-Canel.
La presente administración de Estados Unidos ha sido tolerante y cómplice en las acciones contra Cuba, suscribió el mandatario en su cuenta en Twitter.