Cuidar de nuestros pies va más allá de sesiones de manicure o limpieza, sino que implica darles realmente la importancia que requieren para que puedan cumplir el papel de sostenernos sin complicaciones.
Los espolones son realmente incómodos y dolorosos, se producen por una acumulación de calcio que deriva en la formación de una especie de hueso, tras soportar un exceso de presión en esa parte del pie durante varios meses.
Al ser una calcificación del talón, su manifestación más común es la aparición de dolores como si fueran pinchazos y crecen en forma triangular o de lanza. Y aunque el principal síntoma es el dolor en la parte interna del talón, los pinchazos pueden aparecer en cualquier parte del pie.
Los espolones muchas veces se deben a un aumento de la tensión en la fascia plantar, que no es más que el tejido elástico que une el talón con la zona debajo de los dedos del pie. También existen factores que pueden incrementar las probabilidades de aparición, como el pie muy arqueado o plano.
Sin embargo, hay otros elementos que contribuyen a su desarrollo como es el caso de la edad, pues regularmente son los adultos quienes presentan este tipo de dolencia. Pero existen otros que se relacionan más con el modo de vida como es el caso del sobrepeso, correr o practicar deportes en superficies muy duras o con calzado inadecuado, al igual que el uso de zapatos muy duros por tiempo prolongado.
Algunos especialistas refieren que la forma de pisar también es una de las principales causas, ya que aquellas personas que se apoyan menos en la parte lateral externa hacen que la fascia plantar sufra mayor tensión.
Normalmente, los espolones duelen más por la mañana al levantarse y apoyar los pies, o después de estar sentado durante mucho tiempo, al caminar o correr. Aunque a veces se puede confundir con la fascitis plantar, es necesario que un médico determine el diagnóstico correcto.
El dolor agudo que causan los espolones, que se manifiesta en los tejidos blandos que presionan el hueso nuevo, suele tratarse con antiinflamatorios y fisioterapia, pero los casos más severos pueden requerir cirugía.
Pero también existe forma de prevenirlos, y lo primero es evitando que se estire la fascia plantar y que se produzcan desgarros en los tendones. Especialistas recomiendan no realizar esfuerzos intensos, prevenir la sobrecarga, evitar las malas posiciones en los pies y usar plantillas adecuadas en los zapatos.
La alimentación también juega un papel determinante, pues el riñón es el órgano principal implicado en esta dolencia, por lo que no debe sobrecargarse con proteínas. Por lo tanto, se recomienda consumir alimentos ricos en zinc y magnesio como moluscos, cereales, legumbres, frutos secos, espinacas, ostras, mantequilla, calabaza.
A la par, lo indicado es evitar el consumo de leche y derivados, carnes rojas o embutidos, tomate, espárragos, y reducir los dulces en la medida de lo posible. Cuidar de nuestros pies, también contribuye a tener mejor calidad de vida.