La epidemia en Pinar del Río es preocupante, se califica como compleja, peligrosa, riesgosa y cada persona le da un calificativo diferente. Opinan sobre ella en la bodega, la placita y en cuanta cola exista, lo hacen en voz alta como si encontraran una respuesta de un ente superior que los proteja; a los periodistas acuden con sugerencias y a ciencia cierta todo está dicho, pero hay que hacer más.
No hay duda de que las medidas hasta el momento solo han logrado pequeños efectos, los números no engañan; la gente se pregunta ¿cómo me voy a proteger si tengo que trabajar? Los que no son de sectores priorizados sienten la presión de que deben hacer cosas, pero para ellos no hay transporte.
Algunas previsiones de mover los productos de un establecimiento para otro, a la larga, lo que consigue es trasladar la cola igualmente de un lado para otro y hasta multiplicarla, porque la idea es que la gente adquiera sus productos, pero donde quiera que los pongan se van a aglomerar.
Un segmento de la población que nada aporta sigue en las calles y la frase percepción de riesgo le es ajena. Por otra parte, es verdad que existen productores necesarios como los obreros de La Conchita, Combinado Lácteo, Empresa Cárnica, centros de elaboración de alimentos, constructores de viviendas, los agropecuarios, la cosecha tabacalera… y hay otros necesarios, pero no imprescindibles, ¿por qué no los paran 14 días?
El curso escolar cerró las aulas, pero no la enseñanza; se pide a la familia que contribuya con sus hijos al estudio en el hogar, por teleclases, con conocimiento propio y quizás con otras iniciativas, pero la realidad es un elevado número de estudiantes de todas las edades en bicicletas en los parques, patines y patinetas o jugando voleibol, futbol, pelota… y no es suposiciones, quién quiera los puede ver, asómese a la ventana o camine 10 minutos.
Se pide cordura, pero hay gente que tiene aún que ir a reuniones intrascendentes; la pérdida de tiempo por razones laborales es permanente. Todo lo hemos resumido a la frase mágica de que “estamos observando las medidas higiénico sanitarias y el aislamiento físico”. Y entonces, ¿cómo es posible tanta transmisión en centros laborales?
Las autoridades han definido lo que debemos hacer en cada caso; los protocolos están escritos y no hay improvisación, pero la vida sigue igual. La pregunta es, ¿en qué fallamos?, porque la transmisión es real; los matemáticos nos indican las tendencias… pero para llegar hasta ellas hay que respetar. Si no hacemos caso de lo que indican los epidemiólogos y otros especialistas del sistema de Salud, cómo pretendemos creer que los matemáticos hagan milagros o los dirigentes políticos saquen a flote un gran buque, cuando los marineros en lugar de achicar la cubierta, le vierten cada vez más agua.
Repito, los periodistas no somos los más indicados para hallar las soluciones, pero tampoco nadie evita que comuniquemos lo que vemos y estamos a disposición del tremendo canal de información que nos trae la vox populi. La gente se acerca a nosotros para que hagamos sugerencias. Por ejemplo, entregar turnos en las colas para no permitir a los colados y, más que eso, para que la permanencia en el lugar sea menor; si usted sabe que hasta dentro de dos horas estimadas no compra, pues retírese, así lo sugería un cuadro jubilado en la cola de un banco.
La tarea es difícil, no se puede postergar más. Nos comeremos el año poco a poco y no llegamos al final; la primera en tomar conciencia tiene que ser la población, seguida por ejecutores y directivos que tendrán que plantarse fuerte y hacer valer las leyes, al parecer la única vía en el momento para contener en cierta medida la expansión del virus.
Tengamos confianza en nosotros mismos, pero también oído receptivo a los líderes, para cuando lleguen las vacunas estar todos listos.
El Consejo de Defensa Provincial decretó el cierre de la ciudad de Pinar del Río desde el lunes ocho de marzo, debido al aumento del número de casos confirmados de COVID-19.
Los administrativos que ajusten sus actividades, usen el teletrabajo o el trabajo a distancia, alberguen a sus empleados imprescindibles de otros municipios para evitar el trasiego.
Asimismo, quedan detenidas muchas de las ventas de productos que no sean de primera necesidad y los de los mercados Ideal se comercializan en las bodegas.
En las tiendas que venden electrodomésticos en moneda libremente convertible se acciona para reducir la estancia de la población.
Vueltabajo se encuentra en situación compleja y difícil, lograr revertir la realidad es tarea de todos. Mucho se ha dicho y se ha implementado, pero parece no ser suficiente para aquellos que no han comprendido que la COVID-19 mata.