La capital de Pinar del Río arriba al aniversario 154 de la tenencia del Título de Ciudad, pero este 10 de septiembre faltarán los festejos habituales por la efeméride ya que los altos índices de transmisión de la COVID-19 no lo permiten.
Hoy en las arterias de esta urbe se libra una batalla por la vida, las últimas jornadas han sido de dolor, con incremento de los casos positivos y fallecidos, pero si algo es intrínseco a los pinareños es la capacidad de recuperación.
Es cierto que no está exenta de errores la estrategia de combate, reconocerlos, subsanarlos y evitarlos en lo sucesivo será la única manera de vencer.
Lloremos nuestras pérdidas e incorporémoslas a la memoria colectiva, sin quedarnos en la congoja; hagamos gala de esa herencia cultural de resiliencia y transitemos hacia la salvación.
Que no nos abandonen las fuerzas del veguero, la alegría del juglar, ni la capacidad de soñar. Juntémonos en el afán de sobreponernos a la adversidad y seguir adelante, sembremos la esperanza en cada hijo de esta ciudad de que una vez más sabremos conquistar la victoria.
Nos queda mucho camino por andar hasta que podamos librarnos de las mascarillas y dejar atrás el miedo; no solo se trata de curar los cuerpos enfermos, sino de sanar las almas para que los espíritus sigan anidando anhelos y la ciudad vuelva a ser un espacio para el festejo y el jubileo.
En este aniversario no habrá un mejor deseo que recuperación y salud.