Tras la conclusión del torneo Premier 12, Cuba tendrá que repensar qué va a suceder con su pasatiempo nacional. Cambios piden todos, modificaciones de lo pactado, otros, pero la mayoría coincide en que algo tiene que pasar, pero urgente.
Verdaderamente, el paso por el torneo fue malo, no hay otro adjetivo que califique la actuación. La victoria ante Australia, por la mínima (4-3) y cuatro derrotas sin argumentos, excepto el partido ante Japón, dejan mucho que desear al conjunto.
Ese saldo mandó a la selección de la Mayor de las Antillas a la cola en la última posición con Puerto Rico, Australia y República Dominicana, todos con 1-4. En pocas palabras, la versión de este 2024 clasifica como la de peor ubicación en la tabla de posiciones.
Los números en los tres aspectos claves del béisbol no respaldaron la aspiración de avanzar a la siguiente etapa de la lid. Madero en ristre, Cuba terminó en la novena plaza entre los 12 planteles que intervinieron. Un reservadísimo 235 de average ofensivo, además de ser la única plantilla de las 12 que no llegó a 10 batazos de dos vueltas o más.
Desde el box, el grupo de 13 serpentineros concluyeron también en la novena plaza. La efectividad alcanzada por los chicos del pinareño Pedro Luis Lazo mostraron promedio de carreras limpias PCL (5,14) y un WHIP de 1.52, que hace pasar más trabajo para acabar ileso el capítulo al pitcher, en consecuencia, el resultado de un juego de pelota.
Al campo, el “Cuba” mostró el reflejo de su serie doméstica y cayó entre los únicos cuatro que no pudieron sumar los 980. Su pírrico 977 de average defensivo desentonó en un certamen que tuvo en este apartado la cota más alta de todos los tiempos.
En consecuencia con estos números, al elenco de las cuatro letras le faltó carburar y llegar a puerto seguro, como sucedió en el pasado clásico.
En no pocas ocasiones, con el contrario encerrado, no logró cristalizar su ataque demoledor. Por tanto, fueron insuficientes en esto de dar el golpe de gracia cuando más hacía falta al conjunto.
Muchos hombres quedaron en bases esperando el batazo oportuno. La muestra más clave fue el último partido ante Taipéi de China, o el juego frente a Japón.
El Premier-12 no llega ni por asomo a la calidad del Clásico, compararlo no sería justo. Sin embargo, el elenco nuestro no dista mucho de lo mostrado allí, de ahí que no puede obnubilar esta realidad, que nos golpea en el rostro con contundencia.
Tampoco es que sea una justa de poca monta, hay atletas de nivel, que están activos en importantes ligas, que igual se entregan y saben jugar a la pelota. Otros, aun cuando pasaron sus años mozos, tienen oficio.
Ha sido un torneo de certero pitcheo y de un cerrojo defensivo impresionante, por lo que dejar a hombres en las almohadillas es letal, y esto le pasó factura a la novena antillana frente a República Dominicana, Sudcorea y Japón.
Otra vez llega el mismo vocablo, nos toca “tomar experiencias”. ¿Viviremos la vida entera haciendo eso? Creo que no.
Necesitamos sin tabú, de ningún tipo, buscar formas nuevas en otros lares. No es la causa de una, incluso dos, o tres malas decisiones técnicas la razón de esta debacle.
Indudablemente, habrá que retornar a las convocatorias más inclusivas, a esas desprovistas de lo elemental, y no la de conveniencia. La pelota en eventos internacionales por varios años fue nuestro regocijo, el sentido de orgullo, el motivo de muchísima alegría.
También hay que volver a la estrategia nacional, viajar menos a eventos al extranjero y controlar más el cumplimiento de la llamada “estrategia del béisbol cubano”, pues desde que se desplegó, los resultados siguen sin aparecer. Y las tesis con las llamadas soluciones solo fueron expuestas en una oficina.
No podemos aspirar a resultados diferentes cuando nos damos el lujo de suspender el evento del desarrollo a nivel mundial, la Serie Nacional Sub-23. ¿Cómo entender que avance el desarrollo de la pelota si existen territorios que ni Serie Provincial desarrollan?
A modo de acotación, si no robustecemos la pelota en nuestra Serie Nacional, ni contratos, ni intervenciones en otras ligas, no van a devolver el esplendor de antes. El árbol de mango nunca dará calabaza. Hay que cuajar la participación en la base, desde las pequeñas ligas, porque las estructuras necesitan edificarse con unos pilotes firmes, no empiezan desde las alturas.
La pelota cubana es un patrimonio que para volver a sentirse orgulloso de ella, debemos pensar en qué pasará después del Premier, porque concluido este torneo, las culpas no pueden caer en sacos vacíos.