Pinar del Río ganó el título nacional de béisbol en la categoría 15-16, tras lograr 22 victorias y solo seis derrotas en esa lid que fue interrumpida, como todas las actividades deportivas de nuestro país, ante la inminente presencia de la COVID-19 en Cuba.
Su mánager, Leonel Medina, no dudó en agradecer a los que tuvieron influencia en este gran éxito de la pelota pinareña, cuya dimensión no se puede minimizar al tratarse de un equipo que representa parte del futuro de Vueltabajo para las próximas series nacionales.
Con sencillez, el director de la novena de Pinar del Río dio sus conclusiones del torneo en Tele Pinar y allí no disimuló el gran peso de los padres de los jugadores en la obtención del campeonato, aspecto que quizás parezca inverosímil a algunos lectores.
Pero es válido aclarar que sin los progenitores gran parte de la etapa previa a la competencia no se hubiera completado, con lo que el conjunto sucumbiría ante rivales complicados como los habaneros o pineros. Un guante, un bate, el transporte para la ejecución de un tope o el apoyo en las gradas cada fin de semana, todo eso, lectores, depende mayormente de los padres, los héroes anónimos de esta historia.
Del otro lado está el sacrificio de los peloteros, muchachos con ganas de divertirse y realizar actividades propias de un adolescente, y cada fin de semana, mientras se compite, está la subserie, con el correspondiente viaje si se es visitador; pero a esto antecede el entrenamiento de martes a jueves y un solo día de descanso cada semana.
En este caso sería injusto no mencionar el papel del director del equipo, a quien todos llaman cariñosamente «El viejo», pues ha obtenido meritorios resultados con esta generación en varias categorías: al título actual, súmese la plata en el 13-14.
Un hombre que reúne energía, pedagogía y conocimientos sobre béisbol, unido a un excelente colectivo de dirección, lograron extraerles el máximo a sus muchachos y formar en el conjunto una familia, sin duda, clave para el buen funcionamiento de los verdes.
De los jugadores, resaltaré el trabajo de Gerson Daniel Álvarez, lanzador que se encuentra invicto en torneos escolares, con ocho sonrisas sin derrotas en las diferentes categorías, y que ganó tres juegos en el evento 15-16.
También destacaré a Orisbel Borges, con siete ganados y uno perdido en el recién concluido torneo; al receptor Alejandro Morales, al antesalista Bayron Julio Ledesma y al jardinero central Marcos Argudín, como los de mejores prestaciones en el terreno.
Sin embargo, cada uno de los integrantes de la nómina tuvo su peso en esta alegría de la pelota en la tierra del mejor tabaco del mundo, y resulta muy poco el espacio para agasajarlos a todos.
Para el futuro queda por subsanar algunos errores por los organizadores en la concepción del 15-16, como la calidad y tamaño de los uniformes, aspecto que resta el valor espectáculo que debe poseer este tipo de competición.
En lo referente a nuestra armada es un imperativo el mejorar las condiciones del terreno de la Eide Ormani Arenado y, por fin, ubicarse un local como gimnasio para desarrollar los entrenamientos de los futuros representativos en esta categoría