Insistiendo en que ganó las elecciones y vociferando contra los detractores de su propio partido, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump busca permanecer bajo los reflectores de la política. Pero su sucesor, Joe Biden, está decidido a pasar la página y olvidar al «anterior tipo».
«Estoy cansado de hablar de Donald Trump, no quiero hablar más de él», dijo Biden durante un encuentro con electores organizado en Wisconsin (norte) por la cadena CNN, el martes por la noche.
Pero el magnate se esfuerza para seguir siendo el centro del debate.
Desde que dejó a regañadientes la Casa Blanca el 20 de enero para ceder el lugar al demócrata Biden, el republicano Trump se había mantenido al margen del debate político.
Ese silencio pareció ensordecedor, después de que pasó cuatro años al frente de Washington, inundando al mundo con sus ideas sobre todos los temas: desde asuntos exteriores hasta el golf, pasando por la televisión matutina.
Sin embargo, el miércoles volvió al ruedo al comentar la muerte del presentador de radio de derecha Rush Limbaugh en Fox News, donde reiteró su falsa afirmación de que un fraude electoral le arrebató la victoria en las elecciones del 3 de noviembre.
«Rush pensaba que ganamos y yo también, por cierto. Creo que ganamos sustancialmente», dijo Trump, añadiendo lo «enfadado» que está el país por el supuesto fraude, que ningún tribunal ha sustentado.
Y el martes, Trump incendió la plaza política al lanzar una notable andanada contra el senador Mitch McConnell, el republicano de mayor rango en el Congreso.
¿El pecado de McConnell? Haber desprestigiado a Trump en un discurso tras haber votado por su absolución en el juicio de destitución del pasado sábado.
McConnell no se unió a los siete republicanos rebeldes que votaron con los demócratas para condenar a Trump por incitar a la insurrección en el Capitolio el 6 de enero. Se mantuvo en la línea del partido y, al hacerlo, probablemente se aseguró de que el número de desertores fuera sólo un puñado.
Pero una vez cumplido su deber con Trump, McConnell se desahogó reprochándole una «vergonzosa dejación de funciones», subrayando que la turba que atacó el Capitolio «llevaba sus pancartas (…) y le clamaba lealtad».
La réplica de Trump fue impresionante.
«Mitch es un político severo, hosco y poco sonriente», dijo en un comunicado desde Florida (sureste), donde reside, y aseguró que «si los senadores republicanos se quedan con él no volverán a ganar».
– Ese «anterior tipo» –
Desde la convincente victoria electoral de Biden en noviembre, muchos se preguntaban cómo lidiaría con el espectro de un Trump vengativo. Normalmente, los expresidentes se desvanecen con elegancia en un segundo plano, pero Trump es diferente.
«Durante cuatro años, todo lo que ha estado en las noticias es Trump. En los próximos cuatro años quiero asegurarme de que todas las noticias sean sobre el pueblo estadounidense», dijo Biden en el evento de la CNN.
A lo largo de ese evento, Biden se limitó a promover un gigantesco paquete de estímulo económico de 1,9 billones de dólares y su campaña de vacunación contra el covid-19. Es la misma línea que siguió durante el dramático juicio político de la semana pasada y, en realidad, desde que entró en el Despacho Oval.
Las referencias que hizo sobre Trump estuvieron marcadas por su indiferencia.
El «anterior tipo», le llamó en un momento dado.
Hasta ahora, el panorama político parece más favorecedor para el presidente entrante que para el saliente.
Las encuestas muestran consistentemente un amplio apoyo a los planes de ayuda financiera de Biden, así como a su desempeño laboral.
En cambio, Trump tiene unos pésimos índices de aprobación nacional, aunque conserve un fuerte respaldo de los republicanos más duros.
Y su amenaza de hacer campaña contra cualquier republicano que le niegue su apoyo incondicional ensombrece la lucha del partido por el control de la legislatura en las elecciones intermedias de 2022.
«Mitch McConnell trabajando con Donald Trump hizo un gran trabajo. Ahora están ahorcándose uno a otro. Estoy más preocupado por el 2022 de lo que nunca he estado», aseguró el senador Lindsey Graham, un leal a Trump, a Fox News.
«No quiero que nos comamos entre nosotros» los republicanos, dijo.