El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, califica hoy como uno de los mandatarios que se enfrenta ahora a cifras récord de afectados por el nuevo coronavirus, luego de mostrarse reacio a adoptar medidas contra la pandemia.
‘Los Gobiernos que adoptaron políticas más estrictas, y lo hicieron más rápido, han visto un crecimiento más lento de las muertes. La acción rápida ha sido esencial para aplanar la curva de contagios de coronavirus’, señaló Thomas Hale, líder de la herramienta de rastreo de las respuestas de los Gobiernos al coronavirus de la Universidad de Oxford.
Sin embargo, Trump todavía rechaza ponerse la mascarilla en público, a pesar de gobernar el país que lidera la cifra mundial de fallecidos con 130 mil (casi uno de cada cuatro en el mundo).
En Estados Unidos se esperó demasiado para tomar el problema en serio, lo cual permitió al virus establecerse ampliamente y ahora se requiere de mucho tiempo para reducir la tasa de infecciones, detalló Hale.
De hecho, agregó, vemos que el brote persiste, probablemente porque las restricciones se han levantado prematuramente.
El científico insistió en que el líder republicano minimizó la enfermedad, obvió los datos, burló a la ciencia e instituciones e ignoró las experiencias vividas en otras latitudes para priorizar la actividad económica y hacerse fuerte antes de las elecciones, previstas para noviembre próximo.
En este trance, Estados Unidos no solo vio colocarse la cifra de contagios en los tres millones, sino que presenció cómo su tasa de desempleo aumentó hasta el 14,7 por ciento.
‘Habrá que ver la situación, pero sin una estrategia seria, sin un plan pospandemia, sin datos fiables? el mensaje que lanzan a la comunidad internacional y a los inversores es de desconfianza. Se pierde la credibilidad en ellos’, apuntó Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales en la Fundação Getulio Vargas de São Paulo.
Analistas consideran que los efectos colaterales en los países liderados por gobernantes negacionistas van más allá de los contagios o la economía.
La falta de credibilidad de los políticos en la ciencia y su vinculación con determinadas ideologías políticas es una de las preocupaciones más reiteradas de los expertos.
El economista Paul Krugman recuerda en la columna La realidad de la covid-19 tiene un sesgo liberal, del New York Times, que la derecha estadounidense rechazó hace tiempo la política basada en evidencias a favor de la evidencia basada en política, ‘negando hechos que pudieran interferir en una agenda predeterminada’.
‘Ha habido un fracaso entre la comunidad científica y la política para forjar una alianza efectiva’, señala Vania Figueroa, vicepresidenta de la Red de Investigadoras de Chile y doctora en neurociencia.
‘En Alemania o Nueva Zelanda los consejos científicos han sido vinculantes, al contrario que en Estados Unidos, donde Trump ha desactivado la evidencia y ha cometido aberraciones peligrosas. Esto es una contradicción en un país que lidera la investigación mundial. E igual ocurre en Brasil’, añade la experta.
‘La ciencia es la herramienta más valiosa que tenemos para enfrentar las noticias falsas y el negacionismo’, concluye.