La situación del fondo habitacional de la vivienda en nuestro país es bastante complicada; mucho más hacia nuestro occidente, debido al paso de numerosos eventos meteorológicos por Pinar del Río.
No obstante, tras la última visita presidencial de Miguel Díaz-Canel Bermúdez al territorio, la óptica en torno al desarrollo inmobiliario tomó otro matiz. La meta reside en que todos los perjuicios a la vivienda en nuestra zona deberán estar solucionados en los próximos años sin dilación.
Sin embargo, a pesar de que la voluntad gubernamental existe para que los damnificados por el paso de los diferentes huracanes reciban su vivienda, aún dista mucho entre el entusiasmo y las ganas estatales frente al atraso en las obras; rezago dado en gran medida por la carencia de algunos recursos, la escasa o nula incorporación de las familias al proceso constructivo, entre otros motivos.
La Palma es uno de esos territorios en que la voluntad existe y se trabaja, pero aun así, no se logran ni las metas a mediano plazo ni los resultados que espera la población.
NÚMEROS FRÍOS
En el territorio, para el presente año, se pretenden ejecutar 173 acciones constructivas de forma general en el plan propuesto. De ellas 74 corresponden a construcciones mediante las empresas estatales, al tiempo que el peso mayor recae en 48 casas por concepto de esfuerzos propios y otras 50 que responden a subsidios.
Si bien es cierto que se cumplió con los indicadores planificados en el mes de enero con 12 viviendas entregadas, la realidad para febrero y marzo fue bien distinta, pues comenzaron los atrasos en las obras por causas “ajenas” a la voluntad municipal. Causas que responden hoy, según comentaron especialistas, a la carencia de recursos en la esfera de los subsidios; “programa este último que no ha sido priorizado por los aseguramientos y recursos del Mincin”, según las palabras de Marilyn Hernández Rojas, viceintendente para atender el sistema de las construcciones en el lugar.
Por supuesto, dichos atrasos se relegan y adjuntan al plan del presente mes, lo que desde cierto punto de vista pudiera comprometer más lo previsto a largo plazo si se mira bajo una óptica general.
Y no es menos cierto que desde el Gobierno del territorio se planifican acciones y se controlan las obras, pero la realidad es que la situación de la vivienda aquí es bien compleja.
Para que se tenga una idea, en el 2022 La Palma dejó un saldo negativo de 496 acciones constructivas pendientes, las que responden a derrumbes totales en daños por el huracán Ian; pero por si eso fuera poco, antes del mencionado huracán restaban otras 455 viviendas por terminar.
“INSUFICIENTE ES EL TRABAJO QUE SE HACE. LO SABEMOS”
Según Hernández Rojas, se trabaja de conjunto con Flora y Fauna y con un proyecto híbrido de aserrío, con el fin de garantizar los volúmenes de madera requeridos. De tal manera que la madera obtenida responda a la totalidad de acciones constructivas y extra planes del territorio.
“Nosotros no renunciamos al plan, pero sabemos que va a ser un año muy duro y de mucho esfuerzo, pues incrementamos exponencialmente nuestras capacidades constructivas para tratar de llegar a la mayor cantidad de personas posibles y ser capaces de entregarles una vivienda digna y confortable.
“En consonancia con las políticas nacionales y orientadas a su vez por la Dirección Provincial de la Vivienda contamos con un plazo de cinco años para cubrir y concluir todas las casas dañadas a causa de los fenómenos atmosféricos”, comentó.
En este sentido, añadió, se estudian de forma mensual las solicitudes y las personas que no tienen recursos para construir sus moradas por esfuerzo propio, y dirigir e incentivar estas casas para el plan estatal.
“Algo importante es que tenemos que tratar de vincular todos los actores y empresas constructoras y demás organismos que apoyan estas labores en crear capacidades para solventar y concluir los perjuicios pendientes con la mayor brevedad.
“Por otro lado, nos es imposible ejecutar todas las viviendas solo con el concurso de empresas y organismos, en esto debe jugar un papel protagónico la familia y vecinos para adelantar sus hogares por las modalidades de esfuerzos propios, una realidad que no es nada alentadora hoy.
Hasta la fecha, según los registros de la propia viceintendente, La Palma ha recibido alrededor del 52 por ciento de los materiales necesarios para resolver los daños provocados por Ian, y en estos momentos se marcha al 46 por ciento de los resueltos por esta causa.
“Podemos contabilizar como solucionados 14 derrumbes totales; cuatro parciales; 125 totales de techo; 872 parciales de techo y 687 acciones menores, estas con un alto porcentaje de daños por cubiertas ligeras; en este último escenario de viviendas damnificadas de forma leve estamos al 88 por ciento de solución”.
A pesar de que gran parte de los recursos llegados al municipio han sido entregados a la población, existen alrededor de 65 personas que esperan por los soportes de aluminio y otros renglones para techar sus hogares.
¿PRODUCCIÓN LOCAL DE MATERIALES?
Hernández Rojas argumentó además que se debe reconocer que en La Palma la industria local de materiales para la construcción, más que un asunto pendiente y una debilidad real, es en sus palabras “algo que no ha cuajado”.
Es cierto que existen alrededor de seis bloqueras listas para la producción, pero de nada sirven, pues el tema árido es un renglón que conspira y hunde los planes, ideas y sueños.
Además, a la carencia de estos áridos se suma de disponibilidad cero de otro renglón vital como el cemento para la producción de cualquier elemento constructivo.
Algo a mencionar en este aspecto de la producción local es que las autoridades trabajan en pos de recuperar desde hace meses un tejar para la conformación de ladrillos, pero su apertura y puesta en marcha aún demora.
Lo mismo sucede con el rescate de la arenera de Piedra Blanca, la cual también lleva meses de rezago en su salida y funcionamiento.
“En otro orden hacemos las coordinaciones para en el segundo semestre del año comenzar a producir elementos de plástico gracias a la colaboración de dos trabajadores por cuenta propia.
“Tenemos muchas cosas en proceso de terminación y otras ya listas, pero hasta ahora no se ha podido iniciar la explotación y el encadenamiento productivo entre todas por causas ajenas a nuestra voluntad”, manifestó la viceintendente.
Actualmente en La Palma restan 482 derrumbes totales, 310 derrumbes parciales, 584 totales de techo y 1 376 parciales de techo; mientras que en el caso de los perjuicios de menor magnitud quedan cerca de 97. Cifras estas que si bien no son alarmantes a nivel de provincia, sí lo son para el propio territorio debido a las problemáticas internas que padece.
Lo cierto es que los palmeros tendrán que afincar pie en tierra y sacar el extra si de cumplir planes y sosegar esperanzas se trata. La realidad es bien compleja hoy para un sector que transita con asperezas y tropiezos, y que con la menor brevedad deberá ser analizado y solucionado por las autoridades competentes.