Un maestro de Pinar del Río en Mpumalanga

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Para el máster y especialista Omar Gonzalo Suárez Ledesma cumplir misión y representar a Cuba constituye un honor Foto/cortesía del entrevistado

Mpumalanga es el nombre de la provincia lejana, ubicada en Sudáfrica, en la que actualmente cumple misión el profesor pinareño Omar Gonzalo Suárez Ledesma, quien se desempeña como especialista en la academia de ciencias, tecnologías y matemáticas Oliver Reginald Tambo.

Precisamente, en la ciudad de  Witbank, este profesional cubano se dedica cada día a entrenar a profesores de Ciencias de la Secundaria Básica.

Desde agosto de 2023, para  Omar el día a día en ese país es excitante y atareado, porque pasa las jornadas en la preparación  de manuales de entrenamientos;  en visitas a escuelas en la búsqueda y constatación de dificultades presentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje, para así poder entrenar a los docentes y elevar el nivel en la educación de este país, siempre con el afán de implementar los métodos cubanos.

Para este hombre, licenciado en Química, máster en Ciencias,  profesor asistente y especialista principal, lo más difícil  radica en estar separado de la familia, en un contexto diferente de habla inglesa y con la ausencia del cariño  filial.

“Tengo dos hijos, un varón y una hembra, de siete y 15 años, respectivamente, y mi esposa es microbióloga en el Centro Provincial de Higiene de Pinar del Río”, nos explica Omar, y sentimos que quiere nombrarlos primero que todo, sencillamente por lo que representan para él. “Mi familia es un apoyo permanente y necesario para poder asumir esta responsabilidad que el país me ha pedido,  pues sin su apoyo incondicional no hubiera podido.

Estar lejos de su esposa y sus dos hijos es lo más difícil para este profesor pinareño Foto/cortesía del entrevistado

“Mi esposa se llama Yarisbel Pérez Arencibia;  mi niña, Maripaz Suárez Pérez, ella cursa el décimo grado en el centro mixto Carlos Marx,  y es una excelente alumna y una hija adorable; y mi  niño se nombra Marvin Suárez Pérez,  él está en tercer grado,  en la escuela Conrado Benítez.

DE SUDÁFRICA Y MÁS

Nos habló Omar de esa nación en el que ha pasado el último tiempo de su existencia.

“Los habitantes de esta nación, de forma general, son atentos con los cubanos, y de esta forma hacen menos difícil la estadía en este país.

“En Sudáfrica se hablan 12 idiomas oficiales, y tiene tres capitales,  por lo que la comunicación se torna a veces difícil, si tenemos en cuenta que aquí hablamos en inglés,  pero me ayuda que he estado dos veces en Jamaica.

“La primera misión fue de 2012 a 2015 en Annotto Bay Saint Mary, y la segunda fue en Mount Saint Joseph en el Parish de Mandeville Jamaica West Indies”.

Omar es muy responsable con su trabajo, y nos comentó sobre la importancia de la labor que realizan.

“No trabajo directamente con estudiantes,  sino con profesores. Lo que más me gusta es que he tenido que elevar mi nivel técnico y profesional, pues laborar con adultos es complicado a veces, sobre todo en el tema del uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la Educación.

Con orgullo nos habla con palabras grandes en cuanto a compromiso y dedicación. “Significa un honor para mí poner en alto la Educación cubana al aplicar nuestros métodos de enseñanza en diferentes contextos, y es una alegría inmensa el comprobar cómo nuestro sistema educativo nos prepara para esta honrosa misión”.

Nos confesó que Sudáfrica es un país muy bonito y desarrollado,  principalmente con mucha tecnología en el área de la Educación.

HISTORIA QUE NO OLVIDA OMAR

Hay alumnos e historias que viven siempre en el corazón de los maestros de verdad, Omar no es la excepción, por eso nos habló de un niño jamaicano.

“Entre 2012 y 2015 trabajé en Annotto Bay, Saint Mary  en Jamaica West Indies, y en esa High School tuve un alumno llamado Marvin Campbell, un niño muy pobre por la condición de su familia, un poco travieso como los de su edad,  pero muy despierto e interesado en aprender.

 “Ese pequeño me llegó bien cerca y traté de ayudarlo en todo lo que pude desde mi condición de profesor y extranjero en ese país. Al finalizar la High School, y gracias a gestiones hechas, Marvin Campbell matriculó en el College para maestros y se hizo profesor de Ciencias.

“El nombre de mi hijo varón es también Marvin en honor a la amistad que nos unió en aquellos años, y aún hoy, a menudo, mantenemos comunicación”.

Anécdota que habla de un educador que no solo se dedica a enseñar, sino a ayudar desde el punto de vista humano a los alumnos más vulnerables o necesitados. Como Omar, muchos maestros cubanos honran la bandera de Cuba por el mundo, hoy ellos son útiles y honorables.

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