Cuba pudiera tener listo próximamente un PCR de producción nacional, lo que, además de aportar al sistema de Salud en el enfrentamiento a la pandemia, también tendría una repercusión desde el punto de vista económico.
Según explicó al periódico Escambray, el doctor en Ciencias Enrique Rosendo Pérez, director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) en Sancti Spíritus, el costo de esta prueba fabricada en la Isla, en comparación con las importadas, puede reducirse en alrededor de la mitad, cifra significativa cuando se sabe que hoy cuesta 11 dólares cada una, pero en los momentos de mayor demanda llegó a costar entre 50 y 60 dólares.
Haber llegado a este punto de avance, destacó, es resultado de la colaboración del Centro Nacional de Biopreparados, el Centro de Estudios Avanzados, el CIGB de La Habana y Sancti Spíritus, así como el Centro de Inmunoensayo.
La responsabilidad de nuestro equipo, ahondó el directivo, era producir las enzimas, un producto consolidado durante años por nosotros, que es la Taq Polimerasa, y la otra es la reverso transcriptasa, que fue un proceso más largo.
«Felizmente, a inicios de año la logramos. Se han hecho ensayos, evaluaciones y estamos en condiciones de suministrar la cantidad que demanda un escenario donde se necesiten de 3 000 hasta 25 000 pruebas diarias a nivel nacional», aseguró.
Si no hay enzimas o catalizadores no existe el producto, y eso lo aportamos nosotros, dijo. «Ahora, para lograr el 100 % de soberanía tecnológica, estamos intentando obtener otros aditivos que lleva la reacción y que, a veces, hay que importar».
Al PCR de producción nacional, que ya se encuentra a punto de salir al mercado, se le realizan estudios de desempeño y evaluaciones por terceros, para confirmar su efectividad.
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