El domingo convoca, invita, propone. Este 26 de marzo, en un ejercicio pleno de voluntad democrática, cada uno de los cubanos tiene el derecho de votar, de asistir a las urnas, no solo como un mero acto de presencia, sino con un sentido de compromiso con Cuba y su futuro.
Se trata de votar y hacerlo de forma unida, por cada uno de los candidatos propuestos en los plenos de las organizaciones de masas, sin que uno solo quede fuera, porque precisamente en ese voto unido estará la fuerza de la Asamblea Nacional.
Que ese órgano, el único con potestad constituyente y legislativa en la República de Cuba, esté integrado por obreros, campesinos, médicos, intelectuales, científicos, trabajadores por cuenta propia, maestros, delegados de circunscripciones y así, representantes de los diferentes sectores y lugares es, sin dudas, una garantía para la toma de decisiones que inciden directamente en la vida de los cubanos.
¿Quién conoce mejor los problemas de su barrio que el delegado de base? ¿Alguien estará más al tanto de las dificultades en Salud que un médico o una enfermera que día a día tienen que atender pacientes con recursos muy limitados? ¿Acaso habrá una sola persona que entienda más de los desafíos de la educación en los tiempos actuales que un maestro de Primaria o de Secundaria Básica?
Y son ellos quienes están en la boleta este domingo. Porque cada uno tiene méritos propios que le permiten representar a sus coterráneos, a sus colegas; son gentes que viven y sufren día a día las carencias y limitaciones del país, pero que apuestan por un futuro mejor para esta Isla.
Pinar del Río tiene 27 candidatos a diputados distribuidos por todos los municipios. En el caso de la cabecera hay seis candidatos, dos por cada uno de los tres distritos en los que se ha dividido el territorio, a partir de su densidad poblacional.
Cada persona es libre, mediante el voto directo y secreto, de votar por uno o por todos, pero en esta construcción colectiva que es Cuba, por el bien de la nación, el voto unido es garantía de que perseguimos un mismo ideal, de que se piensa en el porvenir, de que no andamos dispersos.
Es facultad de la Asamblea Nacional definir asuntos vitales para la vida del país, cuestiones tan importantes como pueden ser las de aprobar los principios del sistema de dirección del desarrollo económico y social; discutir y aprobar el presupuesto del Estado y controlar su cumplimiento; acordar los sistemas monetario, financiero y fiscal; aprobar los lineamientos generales de la política exterior e interior, y ejercer la más alta fiscalización sobre los órganos del Estado, entre otras.
Tener la posibilidad de elegir quiénes nos representan en el Parlamento es el resultado de un proceso bien pensado y objetivo, perfectible, por supuesto, como toda acción humana, pero que pone a cada uno de nosotros en igualdad de condiciones en el ejercicio de ese derecho al voto, que para todo cubano que quiera luchar por esta tierra, se convierte también en un deber.
Por eso este 26 hay que ir a las urnas como una muestra de unidad, de esa que buscaba Martí en fecha tan temprana como 1895 y garantizaría después la continuidad del proceso revolucionario.
El voto unido no podrá ser consigna, ni apenas un hashtag para redes sociales; el voto unido es acción, es responsabilidad, es acompañar este país en momentos difíciles, es extender la mano y el corazón por Cuba.