Quizás a quienes no conozcan la forma de actuar del Partido les sea difícil comprender que el objetivo de la asamblea de balance efectuada la semana pasada no fue otro que el de valorar de forma objetiva e integral el sistema de trabajo de la organización, en la concreción de diversos procesos políticos y en la implementación de las Ideas, Conceptos y Directrices emanadas de su VIII Congreso.
Por eso, desde la concepción misma de su informe, ese, cuya síntesis se publicó en este mismo semanario unas ediciones atrás, fue catalogado como crítico y certero.
En su esencia quedaron plasmados los resultados de trabajo de los pinareños y se hizo énfasis en aquellas cuestiones que son medulares para la provincia. Tal es el caso de los indicadores económicos y sociales, en los que el informe no se limita a presentar la situación, sino a ofrecer las medidas o análisis realizados.
La asamblea, sin embargo, es mucho más rica. Mientras en el informe se habla de hectáreas, por cientos e incumplimientos o reservas en lo logrado, en el cónclave varios campesinos dijeron “las cosas como son”, “sin pelos en la lengua”, según acotó más de uno desde su asiento.
Que el tabaco tiene su tiempo de siembra y que fuera de él merma en calidad y en rendimiento, no es un secreto que dominan aquellos que más le saben a la hoja. Y allí se dijo, se explicó.
Que las fichas de costos han de ser revisadas, que los precios tienen mucho de matemática y más de conciencia, también se expresó en el teatro de Ciencias Médicas el viernes 11 de marzo.
Que con los jóvenes hubo que contar en los meses duros del enfrentamiento a la COVID-19 en Pinar del Río, que los programas ganaderos no avanzan lo necesario, que hay debilidades en el proceso de contratación y en el control del destino final de los productos en la comercialización…. de todo eso se debatió, se escuchó.
Con el Primer Secretario del PCC en el país presidiendo la asamblea, se sintió, y es lo más importante, que la organización partidista no se preocupa solo por sus militantes, sino por la prosperidad de todos los ciudadanos. Y busca allí donde se puede sacar una pizca de bienestar para satisfacer las necesidades de su gente.
Se ha dicho que al Partido nada le es ajeno, y que el Partido está en el centro de los problemas. Toca a todos los pinareños corresponder a las proyecciones de trabajo, impulsarlas, hacerlas realidad y lograrlas desde el desarrollo local, desde el uso de la ciencia y la tecnología, desde el control de los recursos, desde la implicación del pueblo.
Una asamblea es un alto para enrumbar el camino, para ajustar aquello que se ha ido aflojando, para “corregir los tiros”, y sobre todas las cosas, para trabajar más.
La dirección de la provincia la asume ahora, como en otras ocasiones, una mujer. Al secretario que termina su mandato, el pueblo le agradece, pues a él le correspondió guiar el territorio en tiempos difíciles como nunca vistos. Y a ella, que recién comienza, solo le basta el apoyo de los vueltabajeros.
La diferencia no estará en lo que se dijo o se escribió en y sobre la asamblea, la diferencia está en lo que se haga, en lo que se siembre, en lo que se construya, en las vidas que se salven, en los servicios que se presten… ese será, sin lugar a dudas, el mayor logro de ese evento, que es de todos.