Cada semana entre cinco y seis mujeres con diagnóstico de cáncer de mama son inscritas en el centro oncológico III Congreso. En la consulta prequirúrgica, que funciona desde finales de 2021 y abre sus puertas cada martes a partir de la una de la tarde, son atendidas como promedio entre 15 y 20 pacientes por consulta.
La doctora oncóloga Yamirka Sánchez Azcuy, precisó que la consulta les ha permitido organizar el trabajo y racionalizar los recursos: “Creamos el espacio a partir de algunas situaciones que teníamos con el diagnóstico del cáncer de mama en la provincia. A la par, existía déficits de recursos y pensamos que organizándonos podríamos hacer diagnósticos más rápidos, lograr una conducción más eficiente y clasificar a las mujeres que de verdad podían tener la sospecha de un tumor maligno”.
Tras este propósito se decidió que integrara la consulta un equipo multidisciplinario cuyos profesionales de la Salud incrementaron su trabajo desde el punto de vista asistencial, ampliaron sus jornadas laborales, siempre con la intención de hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad.
“Le llamamos consulta prequirúrgica porque su objetivo principal es evaluar la paciente con un nódulo mamario. Se trata de una paciente que tenga sospecha de un nódulo maligno de la mama. Aquí se indican todos los estudios necesarios en tiempo y forma; se analiza el caso con el resto del equipo compuesto por radiólogos, radiólogos intervencionistas, cirujanos, oncólogos, oncólogos clínicos… y todo esto mejora el diagnóstico de cáncer de mama”, refirió Sánchez Azcuy.
Después de descartar que fuese un nódulo mamario, Indira Carvajal Echevarría, dialoga mucho más tranquila: “Esta consulta ayuda a detectar a tiempo cualquier anomalía o tumoración que una pueda tener”. Ella, también médico de formación, asegura que “es importante que las mujeres sepan, sin importar la edad que presenten, hacerse el autoexamen de mama, proceder que contribuye a llegar a tiempo a este tipo de consulta”.
La doctora Sánchez Azcuy señaló que en los inicios recibían un número elevado de pacientes con tumores localmente avanzados, donde la posibilidad de la cirugía no era la primera opción. “Esa situación nos alarmó. Estábamos viendo los resultados de la pandemia, pues en muchas ocasiones las mujeres no podían venir desde los municipios, les daba miedo salir de las casas y también tenían temor al diagnóstico.
“Poco a poco organizamos más el trabajo y hoy ya tenemos los primeros resultados. Vemos que cada semana las pacientes con tumores avanzados son menos y tratamos de garantizar una conducción diagnóstica lo más rápido posible”.
Esta enfermedad afecta también a los hombres, aunque apenas significan el uno por ciento de los pacientes que poseen la patología. “Sin embargo, cuando se detecta en ellos, siempre dispara signos de alarma”, puntualizó la doctora.
Aunque el pico de incidencia mayor de la enfermedad es entre los 60 y 70 años aproximadamente, no son pocas las mujeres jóvenes que asisten a la consulta.
Maidelis Ortega Rodríguez, oncóloga, señaló que hasta aquí llegan personas con estudios realizados indicados por los cirujanos, sobre todo mamografías y un buen examen físico. Con ello ya están en condiciones de verse por radiología, de hacerles ultrasonido y de dirigir la biopsia.
“Las mujeres se sienten muy confiadas, tranquilas. Desde que la paciente tiene una sospecha de un tumor maligno de la mama, ya no se deja nunca más de la mano hasta que no tenga un diagnóstico y se defina una conducta a seguir con ella”, dice Ortega Rodríguez.
LIMITACIONES EN LOS MEDIOS DIAGNÓSTICOS
Las biopsias han sido un problema grande en este tiempo de la pandemia. Prácticamente no ha habido recursos para poder hacerlas, refieren las especialistas, quienes aseguran que después que organizaron el trabajo e intencionaron este tipo de análisis han tenido mejores resultados, a la vez que agradecen el apoyo de los departamentos de anatomía patológica de los dos hospitales provinciales y el Pediátrico.
Keilan Pérez Hernández, radióloga, especificó que los colegas de su especialidad en la consulta hacen los ultrasonidos, revisan las mamografías, se llega a un consenso entre la mamografía, el ultrasonido y el examen físico y solo después, en dependencia del nódulo que tengan, su tamaño y características, toman la decisión de si es una paciente tributaria a una cirugía, a una biopsia por aguja gruesa o a una por aguja fina (BAAF).
“Las biopsias por aguja gruesa tienen la ventaja de que ofrecen un diagnóstico histológico, porque son agujas de corte gruesas, donde tomas varios cilindros, alrededor de cuatro o cinco, es un proceder que se hace bajo anestesia local para que no sea tan doloroso”, explica Pérez Hernández.
Su ventaja sobre el BAAF es que nos va a dar un diagnóstico definitivo más el diagnóstico molecular, refiere, porque esas biopsias son trasladadas para los centros de referencia en La Habana, donde son clasificadas desde el punto de vista molecular.
Apunta la radióloga que por su parte los BAAF constituyen un estudio citológico. A veces cuando las pacientes son tributarias a cirugía, lo que necesitan es una confirmación solamente por esta técnica.
A pesar de esto, las doctoras coinciden en la importancia de poder hacer una biopsia por aguja gruesa, siempre que el caso lo demande: “Desde que la tenemos es una fortaleza por dos razones. Primero, estás diagnosticando el cáncer y segundo, haces la clasificación molecular. Con ello estás llevando a la paciente a una terapia personalizada aún sin la cirugía”, apunta la oncóloga Yamirka Sánchez Azcuy, quien no desconoce las serias dificultades serias que existen con los recursos de anatomía patológica.
La doctora destaca en la consulta la labor de la radiología intervencionista, cuyos profesionales se han hecho responsables de realizar y conducir el diagnóstico por el departamento de anatomía patológica.
“Ellas recogen las biopsias, las llevan para el hospital Abel Santamaría; son las responsables de recoger el diagnóstico y de traer los resultados para el centro y eso requiere un nivel de responsabilidad muy grande por parte de quien realiza el estudio”, especifica Sánchez Azcuy.
No obstante, el proceder ha estado bien limitado: “Se creó una situación tensa no solo a la hora de asumir los pacientes sino a la hora de definir cuál necesitaba más de una biopsia. Fue necesario precisar quiénes tenían más sospecha clínica imagenológica de tumor maligno que requirieran de una biopsia. También hubo que evitar procederes innecesarios por valoraciones de especialistas que no formaban parte del equipo multidisciplinario”.
En aras de organizar la asistencia a la consulta, decidieron que dos martes al mes acudieran los pacientes vistos por mastólogos del equipo multidisciplinario del hospital León Cuervo Rubio y los otros dos martes los valorados por cirujanos mastólogos oncólogos del “Abel Santamaría”.
CUESTIÓN DE TIEMPOS
Esta es, a juzgar el criterio de la doctora Sánchez Azcuy, una de las cuestiones en las que aún hay que trabajar: “Tenemos que reducirlos. Creo que estamos arrastrando las consecuencias de la pandemia y de las limitaciones de recursos del país y es algo que va a durar un periodo extenso.
“Hemos visto mujeres que se hicieron un examen a principios de 2019. Acá se interrumpieron muchas cosas también. Se han dejado de diagnosticar la mitad de las mujeres de años anteriores. Se pararon las pesquisas, muchos exámenes… Y eso se va a ver después en diagnósticos tardíos”.
La doctora Maidelis Ortega Rodríguez, lo ilustra: “Hoy mismo inscribimos cinco pacientes con diagnósticos positivos de enfermedad maligna de la mama y todas las pacientes fueron completas en la conducción, que salieron de la consulta prequirúrgica donde ya tienen su consulta central para definir tratamiento este jueves”.
Uno de los objetivos es precisamente ese, que no se atrase el momento del diagnóstico con la conducta oncológica, oncoespecífica que va a recibir la paciente.
TRABAJO EN EQUIPO
Para el cirujano doctor Orlando Frías Valdés desde el punto de vista general la consulta ha ganado en calidad. “Se ha conseguido una buena unión. El caudal de pacientes que llega hasta ella es bastante grande, pues esta es una patología de las que más mortalidad genera”.
Agrega que “con la consulta prequirúrgica el paciente también gana. Antes tenía que venir y volver al hospital una y otra vez. Hoy a la gente se les hace más fácil, viaja menos. El tramo para llegar al resultado final, ya sea el tratamiento oncológico o la cirugía, es mucho más rápido”.
Sobre la cama, acostada tras el ultrasonido permanece Silvia Pozo, de 83 años: “Soy de Puerta de Golpe, allá me vio el médico y me trajeron para aquí. Es la primera vez que vengo, pero estoy muy agradecida por el trato. ¡Mira cuántos médicos!, exclama. Todos han sido muy amables conmigo”.
“En Oncología está demostrado que el trabajo en equipo aumenta la supervivencia de los pacientes, mejora la calidad del servicio”, sentencia Sánchez Azcuy, quien enfatiza que el equipo multidisciplinario es vital en la especialidad.
“Los casos se discuten entre todos, se alcanza una valoración más integral y, además, uno cuenta con el respaldo del resto de los colegas de la consulta”.
Sin embargo, señala el doctor Frías Valdés, lo que uno pueda hacer en función de obtener un diagnóstico precoz, de vencer ese reto que es la mortalidad en la mujer y aumentar que prevalezcan las féminas con esta patología, es poco.
Y señala una cuestión que considera esencial: “Quizás con la COVID-19 hemos dejado cosas de la mano. Hace tiempo que no vemos en la televisión un mensaje de bien público exhortando a la realización del autoexamen de mamas, por ejemplo.
“Son cuestiones importantes que no podemos perder a partir del valor que encierran. Así como también es vital que acudan de forma temprana al médico de la familia y a la consulta de Cirugía de cada municipio ante la sospecha de un nódulo. Ahí se empieza a ganar esta batalla”. Esta pudiera ser, si se quiere, una consulta por el amor y por la vida.