La Operación Tributo fue y es el homenaje póstumo a aquellos hombres y mujeres que, desafiando el peligro, fueron a otras tierras hermanas a luchar por la justicia y la dignidad plena de los seres humanos.
El hecho consistió en identificar, trasladar de regreso a territorio nacional y dar sepultura a los restos mortales de los cubanos caídos en misiones internacionalistas en otros países.
La colaboración cubana en suelo africano, a petición del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, se realizó con el fin de impedir la frustración de la independencia de ese país africano en 1975 por otras fuerzas internas, así como de tropas sudafricanas.
En 15 años en ese territorio, los combatientes de la mayor de las Antillas tuvieron que enfrentar un conflicto civil estimulado desde los Estados Unidos, Israel y Sudáfrica.
Durante los años de esta ayuda solidaria, el Gobierno cubano informaba a los familiares de la muerte de un combatiente, en combate o por accidentes y enfermedad. Pero resultaba imposible en medio de la guerra, en tierras lejanas, repatriar los cadáveres y sepultarlos en sus lugares de origen. Por eso, el General de Ejército Raúl Castro, Ministro de las FAR, el 12 de diciembre de 1976 dijo:
“De Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación y el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber».
Todo esto fue posible tras la victoria cubana en la guerra de Angola y la firma de los acuerdos de paz en diciembre de 1988.
La fecha escogida no podía ser otra que la de la caída en combate del Titán de Bronce y su ayudante Panchito Gómez Toro el siete de diciembre, y justo, en 1989, cuando se cumplían 93 años de la muerte de estos bravos mambises, se llevó a cabo, en todos municipios y provincias del país, las honras fúnebres de los restos de los más de 2 000 combatientes internacionalistas caídos en el cumplimiento de solidarias misiones en otras naciones del mundo, sobre todo en África.
La ceremonia central de esta dolorosa jornada, se llevó a cabo en El Cacahual, junto a la tumba de Antonio Maceo y su ayudante, a la cual asistieron los presidentes de las Repúblicas de Angola, en aquel entonces, y de Cuba, el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien, al despedir el duelo, expresó: “Ellos murieron por el internacionalismo. Ellos murieron por el socialismo. Ellos murieron por la Patria revolucionaria y digna que es hoy Cuba. ¡Sabremos ser capaces de seguir su ejemplo! Para ellos ¡Gloria Eterna!”.
Desde entonces, cada siete de diciembre, en cada municipio, el pueblo parte en peregrinación hacia el panteón donde descansan los restos de estos combatientes para rendirles el merecido respeto a estos hombres y mujeres cubanos que entregaron sus valiosas vidas en otras tierras del mundo.