¡Al fin! Una novela cubana donde se reflejan las paternidades; sus conflictos, sus aciertos y sus responsabilidades. Y no es que sea novelero ni mucho menos, pues no soy asiduo del género, pero sí soy fiel seguidor de la industria cultural y de todo lo que se proyecte en pantalla chica y en pantalla grande.
Digo esto, pues no recuerdo hasta ahora algún producto audiovisual que se haya acercado lo suficiente a la representatividad de los padres en la vida cotidiana.
Además, si tengo que decirlas todas, pienso que ya era hora de que alguien tocara este tema, pues nunca, y digo nunca, me ha gustado esa famosa frase de que “madre hay una sola, padre es cualquiera”. Y no creo ser el único que estaría en total desacuerdo con semejante sentencia.
Conozco a muchos padres excelentes, que más allá de la simple paternidad que la sociedad se encarga de atribuirnos, son grandes compañeros, amigos y confidentes, y bueno… si hay que presumir, pues también presumo del mío.
Y es que la telenovela cubana Los hijos de Pandora, bajo la dirección de Ernesto Fiallo, se adentra precisamente en la diversidad y las polémicas que rondan a los padres.
Entre lo que Ariel Amador Calzado, guionista de esta puesta, nos ha dejado entrever, tenemos a Máximo (Osvaldo Rojas), quién desatendió a sus hijos durante 21 años y ahora regresa pidiendo ser perdonado.
Tenemos a un Raidel (Rodrigo Gil) que no deseaba tener descendencia, pero al saber de la existencia de una hija derrocha toda la ternura y sentido de la responsabilidad que esconde.
Coexisten igualmente un Reynaldo (Alain Aranda), que después de 12 años, se entera que no es el padre biológico de un adolescente y por ello rechazó verlo y atenderlo en un primer momento; y un Augusto (Yohandis Aballe), padre supuestamente perfecto que por razones laborales siempre llega tarde y casi nunca comparte tiempo de calidad con sus hijos.
Todo ello, sumergido en diversas tramas secundarias, que no por ser hilos conductores, dejan de rondar la masculinidad. Díganse de aquel que tras abandonar a su esposa regresa a la reconquista sin importarle mucho su descendencia, y del tío, que aunque alcohólico, reclama el amor de su sobrino.
No es difícil encontrar estas tramas en la vida real, ni mucho menos tenerlas cerca o inclusos vivirlas, quizás exista quien aporte algunas, incluso más complejas.
Pero lo más importante es que por fin se reconoce la diversidad de todo lo anterior, y cómo lidiar con ello o juzgarlo si se quiere. Justamente esa idea de situar en el plano legar lo referente a tal arista masculina, es la base de Los hijos de Pandora, y se agradece.
La confluencia de todas las historias entremezcladas en la pantalla es elegante, porque como dijera en líneas arriba, ciertamente ser padre va más allá del simple aporte genético que se nos atribuye, y demanda además una enorme responsabilidad en cuanto al afecto y las obligaciones para con la familia y la prole, respectivamente.
Recordemos que somos cultivadores de lo que un día sembramos. No imagine que lo querrán e idolatrarán quienes no lo reconozcan o lo vean como un extraño. No espere cuidados de quienes no lo recibieron de usted. No rechace el amor de quien lo mira como un héroe y tampoco seamos ilusos al pensar que, a muchos no les picará el bichito de la paternidad por ser homosexuales.
Teniendo en alta vista lo anterior, valoremos que tener hijos es algo bien serio y por lo que debemos responder y responsabilizarnos.
Esta nueva telenovela, a criterio del escriba, es revolucionaria en cuanto a portar y transmitir valores negados a veces por la familia tradicional cubana, donde supuestamente el hombre es el pilar fundamental.
Los hijos de Pandora es un canto a la diversidad de escenarios cotidianos masculinos, refleja enseñanzas entrelazadas en historias no siempre tratadas o visibilizadas.
Es un libro de texto sobre los problemas familiares bajo la lupa de nosotros los hombres, donde cada resolución marcha de la misma manera bajo el criterio de la paz y la armonía.
Entonces… ¿en qué medida estas paternidades alternas pueden alterar el día a día de un núcleo familiar? ¿Cómo lidiar con una paternidad desconocida primero, y luego impuesta por circunstancias de la vida? ¿Cuántos avatares se enfrentan al asumir paternidades alejadas de los cánones patriarcales?
Las respuestas a estas y otras muchas interrogantes, las tendremos en cada capítulo de esta nueva propuesta televisiva que, desde casi su primer capítulo, el televidente agradece.