El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se vacunó ayer contra la COVID-19 con el antígeno cubana Abdala, en la propia conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional.
Allí se quitó su saco, subió las mangas de su camisa, y una enfermera le aplicó la Abdala, y también la de la influenza, porque en esta nueva etapa invernal están poniendo las dos al mismo tiempo.
Los periodistas le preguntaron sobre la vacuna cubana, y después de criticar a quienes tratan de hacer campañas negativas contra el muy probado antígeno Abdala, pidió a la gente que no se deje engañar por ese tipo de propaganda negativa, pues su calidad está más que probada.
Explicó que en México todas las vacunas pasan por una rigurosa prueba de calidad antes de usarlas, proceso que está a cargo de la Comisión Federal de Protección Sanitaria (Cofepris).
Dijo a sus adversarios que la salud pública no debe usarse con propósitos politiqueros, son cosas distintas, pues la salud tiene que ver con derechos humanos y con nada de política, ideología y otras cosas.
Entonces se necesita ser muy inhumano, dogmático, fanático, para estar utilizando asuntos de salud en cuestiones políticas, peor cuando no tienen razón.
Anunció que este año México tendrá su vacuna Patria, que ya ha pasado todas las pruebas, y es posible que a finales de noviembre esté lista, pues ya se probó su eficacia. Así, la nación se contará entre los países con un antígeno propio.