Entre las compañías y países que desarrollan actualmente vacunas contra el SARS-CoV-2, algunos declaran que serán de bien público y sin fines de lucro, pero otros comienzan a mostrar precios en medio de una carrera en la que también varias naciones con recursos compran por adelantado grandes cantidades.
Moderna Inc, con uno de los proyectos más adelantados, planea que el precio de la vacuna que desarrolla contra el coronavirus sea 50 a 60 dólares, una cifra mayor que lo que otros fabricantes de vacunas han acordado cobrar a los Gobiernos, informó Financial Times el martes citando fuentes con conocimiento del tema.
El precio se aplicaría a Estados Unidos y otros países de altos ingresos, según el reporte.
Un portavoz de Moderna dijo que la compañía está en conversaciones con los Gobiernos sobre el suministro potencial de la vacuna ARNm-1273, pero no dio detalles sobre los precios “dada la naturaleza confidencial de las discusiones y contratos”.
El precio propuesto de Moderna de 50 a 60 dólares por tratamiento, o 25 a 30 dólares por dosis, es más alto que el divulgado por Pfizer Inc y su socio alemán BioNTech en un acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos, que es de 39 dólares por tratamiento o 19.50 dólares por dosis.
Como Moderna, otras empresas como Pfizer y Merck & Co han dicho que planean obtener ganancias de sus vacunas, mientras que algunos fabricantes de medicamentos, incluidos Johnson & Johnson, han anunciado que sus vacunas serán sin fines de lucro.
Días atrás, China reiteró que su vacuna será de bien público universal. Lo confirmó el canciller Wang Yi en reunión con homólogos de América Latina y el Caribe, en la cual anunció que su país ofrecerá un crédito de 1 000 millones de dólares para las naciones de la región puedan acceder a la vacuna contra el coronavirus.
Una vacuna contra el coronavirus desarrollada por la biofarmacéutica china CanSino Biologics y la unidad de investigación militar de ese país se ha revelado segura y capaz de inducir respuestas inmunes en la mayoría de los pacientes, según una reciente investigación realizada en humanos que ya cursa la segunda fase de ensayos.
Los científicos comprobaron que la vacuna Ad5-nCOV, que se suministró a 508 adultos sanos no expuestos a la COVID-19, induce respuestas inmunitarias de anticuerpos y linfocitos T que atacan al virus, sin causar efectos secundarios graves.
Hace poco más de una semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las primeras vacunas contra la COVID-19 no se esperan hasta principios de 2021.
El jefe del programa de emergencias del organismo, Mike Ryan, consideró que hay un “buen progreso” en el desarrollo de vacunas contra el nuevo coronavirus, pues varias ya se encuentran en la tercera fase de los ensayos clínicos y ninguna ha fallado hasta el momento en términos de seguridad o capacidad para generar una respuesta inmune.
Sin embargo, los especialistas estiman que las inoculaciones no estarían disponibles este año. “Hay que ser realistas en cuanto a los tiempos. No importa cuánto intentemos acelerar el proceso, tenemos que estar seguros de que una vacuna es segura y efectiva, y esto toma su propio tiempo”, señaló Ryan.
El funcionario agregó que si bien la OMS está “acelerando las cosas”, eso no significa “bajo ninguna circunstancia tomar atajos en lo que se refiere a seguridad”. Además, explicó que ninguna vacuna es 100% fiable, incluso la del sarampión, que se considera una de las mejores y alcanza el 95% de efectividad.
Por su parte, la epidemióloga de enfermedades infecciosas y responsable técnica del área de gestión de la pandemia de la OMS, Maria Von Kerkhove, mencionó que la vacuna no será la solución definitiva para terminar con la pandemia y, por lo tanto, no se debe tener expectativas desmesuradas al respecto.
El pasado 20 de julio, se informó que los resultados del ensayo de fase I/II de la vacuna contra la COVID-19 que está desarrollando la Universidad de Oxford en Reino Unido, indican que no hay preocupaciones de seguridad y que induce fuertes respuestas inmunológicas.
Según la revista británica The Lancet, la vacuna provocó en los 14 días siguientes a la vacunación una respuesta de las células T (glóbulos blancos que pueden atacar a las células infectadas con el virus del SARS-CoV-2), y una respuesta de los anticuerpos en los 28 días siguientes (los anticuerpos son capaces de neutralizar el virus para que no pueda infectar a las células cuando se contraiga inicialmente).
La Universidad de Oxford está trabajando con la empresa biofarmacéutica AstraZeneca en el desarrollo ulterior, la fabricación a gran escala y la posible distribución de la vacuna COVID-19, y los planes para el desarrollo clínico y la producción de la vacuna de Oxford avanzan a nivel mundial. El proyecto se ha visto impulsado por una financiación gubernamental de 84 millones de libras para ayudar a acelerar el desarrollo de la vacuna.
“Nos alientan los datos provisionales de la fase I/II que muestran que el candidato vacunal fue capaz de generar una rápida respuesta de anticuerpos y células T contra el SARS-CoV-2. Aunque queda mucho por hacer, los datos actuales aumentan nuestra confianza en que la vacuna funcionará y nos permiten continuar con nuestros planes de fabricar la vacuna a escala para un acceso amplio y equitativo en todo el mundo”, dijo Mene Pangalos, vicepresidente ejecutivo de Investigación y Desarrollo de Biofármacos de AstraZeneca.