La pelota pinareña estará en pausa. La derrota ante Cienfuegos 4×2 sepultó las posibilidades matemáticas, porque reales hace tiempo no teníamos para ser objetivos; pero uno siempre alberga las esperanzas.
Tras el fracaso llegan los análisis. No esos complacientes que muchas veces se realizan desde la comodidad de una oficina climatizada, esos, no. Los análisis verdaderos, los que llevan implícitos cada cálculo, cada revisión del plan de entrenamiento que se dejó de cumplir, la acción defensiva que se aplazó por cualquiera que fuera la causa. Cada falta que le permitimos al contrario o aquel elemento del juego que fuimos incapaces de hacer.
Tiene que venir también la reflexión. Esa que trae consigo reconocimiento de errores cometidos, no solo por los atletas, que en definitiva están en el campo de juego, sino por el cuerpo de dirección, la comisión técnica, el Inder, y hasta nosotros mismos, los periodistas especializados.
Si queremos resultados diferentes, hagamos de una vez y por siempre las cosas distintas. No es posible ponerse a analizar ahora por dónde se escapó la clasificación, en qué subserie, sería emborronar cuartillas. Algunos hablan de Matanzas, otros de los errores continuos, o la baja producción ofensiva, en las esquinas, que fue el factor psicológico el que quedó a deber. Todo ello es lícito, pero hacerlo ahora es como el popular cuento de la buena pipa.
Pinar ya tiene una realidad palpable, estará fuera de la etapa de play off luego de haber clasificado las dos versiones anteriores, con Alexander Urquiola al frente. Sí, pero la tarea de este año no era la misma, era titánica.
Muchos jóvenes sin experiencia competitiva presagiaban que habría complicaciones para conseguirlo. La vida, una vez más, demostró que la afirmación de los especialistas al inicio de la Serie tenía razón. Aunque a muchos directivos del béisbol no les guste que los periodistas lo digamos como es, sin tapujos, con la verdad que necesita el pueblo.
Enfilar el trabajo para la siguiente versión; realizar la tan necesaria concentración de verdaderos talentos (no es llenar el estadio de muchachos, sino los que de verdad la provincia requiere) como le dijo hace días el entrenador Charlie Díaz al colega Ernesto Amaya Esquivel; hacer un llamado de alerta a algunos atletas que ya lo merecen; trabajar en la renovación donde sea imperiosa hacerla, son elementos a tener en cuenta de cara a la próxima contienda.
También llevar a vía de hecho las diferentes estaciones de entrenamiento por área, así como darle preparación a ese cuerpo técnico que en muchas ocasiones tuvo falencias, y como todo en la vida lleva superarse, no solo de béisbol, de todo.
No olvidemos que un director, más que un tomador de decisiones rápidas, es un formador, educador, padre, amigo, consejero. Es por ello que debe tener todas esas herramientas para poder llevar a su familia, que en este caso es el equipo, a puerto seguro.
Estoy convencido de que ellos, humildes como son, lo van agradecer. Igualmente le corresponde a nuestra comisión de béisbol hacer funcionar al llamado equipo de escauting. Y si digo hacer funcionar, es porque muchos de los integrantes del referido equipo de análisis han alegado que hace rato no lo hacen como comisión, y sus criterios no son totalmente tomados en cuenta.
Si vamos a cambiar, cambiemos para bien, de lo contrario sería una anomalía. Esa pelota que necesitamos para vivir, solo estará en pausa competitiva, hagamos de este “tiempo muerto” un hervidero de aprovechamiento atlético. Que las limitaciones económicas no sean el impedimento para asimilar el reto.
Al público, claro que reconozco que duele no tener a los chicos en competencia. Los convido a apostar por ellos, a gritarle sí, pero con respeto; a exigirles, sí, pero con mesura. A nunca dejar de sentir por ellos. Incluso, cuando en ocasiones algunas actitudes no sean las mejores en un terreno de juego.
La pelota pinareña va a reposar. El estadio estará sin el bullicio trepidante de sus fanáticos y las escasas propuestas gastronómicas que apreciamos está Serie ya no se verán. No obstante, propongo no cambiar la motivación y el amor por algo que nos pertenece y que estamos en la obligación de salvarlo.
Nos aplicaron las tres paradas (sube, recoge y vete), asumámoslo con espíritu renovador y afán de nuevas victorias beisboleras, que estoy convencido, pueden ser diferentes.