La editorial Cauce lleva cuatro lustros sembrando en nuestro intelecto. No han sido pocos los obstáculos sorteados, pero su feraz cosecha los supera con creces.
Primero surgió la revista en 1995 como un campo abierto a la polémica justa y honesta, con ansias de convertirse en uno de esos espacios donde la prístina luz del pensamiento encontrase su albedrío (según quedó expresado en su número cero). Y en 2001, ese ímpetu en personalidades como el escritor y editor Nelson Simón, el crítico Ramón Fernández Cala y el editor y diseñador Carlos Fuentes, gestó la editorial del mismo nombre. Desde entonces, el rigor y la exquisitez han sido premisas en su desempeño.
“Cauce ocupa un lugar inmenso en mi vida”, expresó el escritor Enrique Pérez Díaz, quien le ha confiado su obra en varias ocasiones.
“Más que una editorial, la vi siempre como una casa grande donde las ideas corrían cual remolinos por el potente río de la creación. Recitales, antologías, colecciones, eventos al calor de una playa nocturna bañada de luna y poesía y, siempre, el diálogo cultural inteligente, oportuno, abierto y renovador”, afirmó.
Aproximadamente 200 títulos integran su repertorio editorial, distribuidos en seis colecciones: La fijeza (poesía), Paradiso (narrativa), Fililí (infantil que incluye poesía y narrativa), Rehilete (minilibros, narrativa infantil), Saturno (teoría y crítica literaria), Narciso (para autoantologías de clásicos de la literatura nacional), y dos líneas o formatos fuera de colección. Cauce posee, además, cerca de 60 números de su revista homónima dedicada al pensamiento cultural.
Tiene otra destinada a niños y jóvenes, Chinchila, única de su tipo en el país, muy demandada por lectores y especialistas del género y que en el 2008 mereció el premio Romance de la niña mala que entrega la provincia de Sancti Spíritus a los proyectos editoriales más destacados en el ámbito del libro y la literatura infantil y juvenil. Algunos de sus autores publicados han obtenido en más de una ocasión el premio La Rosa Blanca, que entrega la sección de literatura infantil de la Uneac en sus diferentes categorías: mejor texto, edición y trabajo ilustrativo.
La editorial ha recibido también por uno de sus autores el Premio de la Crítica Literaria en cuatro momentos y uno por el estudio de identidad para la editorial, de las más notables y originales en Cuba, según comentó Carlos Fuentes.
No obstante, “hemos laborado en un local de menos de 16 metros cuadrados durante todos estos años y llegado a formar un equipo de hasta 11 trabajadores. El equipamiento tecnológico nunca ha estado a la altura de los programas modernos que usamos, y menos hoy que las exigencias de imprenta son aún mayores; la cantidad en la plantilla no es la ideal, por lo que aún haciendo el multioficio quedan áreas fundamentales por cubrir para que sigamos funcionando medianamente como una editorial, sin exigir más allá de las posibilidades reales de la economía de la Uneac y la del país que en esencia es la misma”, añadió Fuentes.
No obstante, los obstáculos no han frenado su labor encomiable. Para su actual directora, Yenicet Pupo de la Paz, Cauce es agua crecida que fertiliza el valle de la cultura pinareña (como aquel libro imprescindible de Nersys Felipe). A sus 20 años, el equipo de trabajo repiensa el espacio ya ganado por la editorial en el ámbito digital: una campaña comunicacional en las redes sociales será la estrategia.
Según Pupo, está concluido el catálogo referencial de la Revista en formato digital y se gesta el bibliográfico de la editorial. Se creó la página Editorial Cauce en Facebook y activarán el grupo Un cauce a la palabra en el que todas las publicaciones de sus colecciones estarán representadas. Realizarán convocatorias especiales por los 20 años del concurso de ilustración y fotografía Visualidad tropical, en coordinación con el Consejo Provincial de las Artes Plásticas, así como el de la editorial en poesía, narrativa y ensayo. Igualmente, incursionarán en la publicación de libros en formato digital, promovidos y comercializados en las plataformas online.
Cauce es una joya en el universo editorial cubano; en ella las palabras y los sueños cabalgan sobre olorosas hojas de papel. Sita en el número 178 de la calle Maceo de la capital vueltabajera, abre sus puertas a la literatura nacional – lo mejor de las letras contemporáneas- a favor de la perfección del libro y la complacencia a sus lectores.