El Fondo Verde del Clima asignó a Cuba más de 23 millones de dólares para establecer acciones que aumenten la resiliencia ante los efectos del cambio climático en siete asentamientos costeros de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas y Granma, con flexibilidad para replicarse a otras zonas del país y alcance superior al millón de personas beneficiarias directas.
EL PROYECTO NACIONAL
Mi costa se nombra y sus soluciones naturales rehabilitarán 12 388 hectáreas de manglar y 2 916 de bosques de ciénaga, mejorarán el agua potable al reducir la intrusión salina, entrenará a comunidades, gobiernos y sectores para la adaptación proactiva e incorporará los resultados y medidas en el plan nacional de desarrollo económico y social hasta el 2030.
“Se aprueba el pasado 19 de marzo y comenzará a implementarse este año con una duración de ocho para la evaluación de impactos en el corto plazo, aunque, con garantías para la sostenibilidad, se extiende por 22 abriles, tiempo que se ajusta a los plazos definidos por la Tarea Vida, plan rector del Estado para el enfrentamiento al cambio climático”, informó Idalia López Pedroso, delegada territorial del Citma en Pinar del Río.
Sus resultados dependen del concurso intersectorial del Instituto Nacional de Recursos Hidraúlicos, la Agricultura, centros de estudios ambientales, universitarios municipales y del Ministerio de Educación, Planificación Física, Cuerpo de Guardabosques y Minint, fungiendo como entidad nacional ejecutora el Instituto de Ciencias del Mar, perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente, del Citma.
PINAR DEL RÍO COMO BENEFICIARIO DIRECTO
En la provincia el escenario de implementación será el poblado de La Coloma del municipio cabecera, que resalta por su vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, con pronósticos de desaparecer para el año 2100 en caso de no adoptarse medidas que garanticen resiliencia.
“Están concebidas, además, acciones que se extienden a otros territorios de la costa sur, como San Luis, San Juan y Martínez, Consolación del Sur y Los Palacios, entre las que destacan la instalación de centros de creación de capacidades ambientales para la adaptación basada en ecosistemas, con incidencia a más de 5 000 vueltabajeros”, explicó el doctor en Ciencias Jorge Ferro Díaz, investigador del Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales Ecovida.
El proyecto aportará a la recuperación del manglar de la zona, contribuyendo a disipar la energía del oleaje extremo y fuertes vientos, así como a mejorar la disponibilidad y calidad del agua y disminuir los riesgos asociados a las sequías, inundaciones y salinización. Además, quedan para uso de la comunidad productos de información climática elaborados a partir del monitoreo y de los sistemas de alerta temprana y, desde el potencial humano, se fortalecen capacidades de vecinos, sectores y gobiernos locales.
Sobre sus objetivos, el experto enfatizó: “se aspira a la rehabilitación integral de las funciones del humedal costero, asumiendo que, al recuperar condiciones naturales de los ecosistemas que han sido alterados, se mitigan los efectos del cambio climático en el tiempo”.
La Coloma es un asentamiento rodeado de manglar y su bosque de ciénaga está en peligro de extinción por el abuso de la actividad agrícola, razón por la cual la Empresa Forestal será apoyada con recursos e insumos para la creación de condiciones ambientales, con la participación activa de la comunidad donde se formarán liderazgos y grupos gestores, explicaron los también fundadores y miembros del equipo coordinador.
“El protocolo derivado del proyecto para evaluar resiliencia costera será una importante herramienta del gobierno para la planificación, al ayudar a la identificación de las vulnerabilidades, priorizar las medidas para mejorar la capacidad adaptativa ante los impactos del cambio climático y aportar a la toma de decisiones del plan de la economía en el territorio, en el marco de implementación de la Tarea Vida”, precisó la licenciada López Pedroso, máxima autoridad del Citma en la provincia.
LISTOS PARA EL COMIENZO
La junta del Fondo Verde del Clima que evaluó la propuesta estuvo integrada por 24 países, que aprobaron unánimemente el financiamiento, a excepción de Estados Unidos, como era de esperar.
Desde 2016, expertos de todo el país trabajan en la elaboración del documento marco, que ha sido reajustado en denominaciones y proyecciones, pero determinado en la intención de apostar a la intersectorialidad, participación comunitaria y articulación con el encargo de los gobiernos, como premisas básicas de la ciencia cubana para enfrentar una de las mayores tensiones naturales impuestas por el planeta.
Mucho se publicará sobre acciones y resultados de Mi costa en los tiempos venideros. La práctica dará fe de su pertinencia y legitimará metodologías propias para ser replicadas en nuestros ecosistemas costeros. A la capacidad técnica y profesional que lo coordina, el compromiso institucional y la voluntad política del Estado, se suma ahora el apoyo financiero para implementar soluciones de mitigación, impulso necesario para avanzar en el pago de la deuda eterna que todo pueblo ha de contraer con las generaciones futuras con la Tierra.
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