Las calles de Viñales muestran una imagen diferente a la tradicional. Ahora abundan los portales vacíos sin presencia de foráneos; pocos trabajadores no estatales reabrieron sus servicios, y los que lo han hecho realizan mayoritariamente ofertas económicas, de comidas rápidas y potencian la opción para llevar.
Es la nueva realidad de un territorio que en la última década florecía a la par de su consolidación como destino internacional para el turismo de naturaleza: la COVID-19 trastocó la cotidianidad, como en muchas otras partes, y en consecuencia se actualizan las maneras de satisfacer las necesidades de la población.
BELLEZA Y PRODUCTIVIDAD
Si bien el programa de autoabastecimiento alimentario no es algo surgido ahora, cobra urgencia su materialización en el panorama económico creado a nivel mundial por la pandemia asociada al virus del SARS- COV-2. Hoy no se trata solo de preservar las bellezas paisajísticas locales, sino de que el suelo tribute sustento.
Noharis Otero Rabelo, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP), asegura que en intercambios sostenidos con los campesinos se percibe una sensibilización con la urgencia de incrementar las producciones agropecuarias y aunque actualmente el nivel de cosecha es muy bajo si hay un notable aumento de las siembras, especialmente de cultivos de ciclo corto que en uno o dos meses estarán rindiendo frutos.
La finca de Arael González Vizcaíno es una evidencia del empeño con que se han volcado a plantar la simiente los labriegos. En las 24 hectáreas que explota como usufructuario este hombre, asociado a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Julio Antonio Mella, se encuentran cultivos de malanga, plátano, yuca, maíz, calabaza y fruta bomba, además del necesario forraje para el alimento animal.
Para lograr un mayor aprovechamiento de la tierra intercala variedades y como paliativo ante la ausencia de fertilizantes tiene su propio banco de humus de lombriz y emplea desechos de hoja de tabaco, aunque sabe que no es lo idóneo y que tal vez no alcance grandes rendimientos, pero es mejor algo que nada.
Explica que como sus tierras carecen de riego, los meses de marzo y abril no pudo sembrar viandas, tuvo que esperar por las lluvias de mayo para comenzar la campaña; no obstante, afirma con orgullo que los compromisos de entrega al mercado los duplica.
Actualmente cuenta con un pequeño rebaño de carneros, destinados fundamentalmente al autoconsumo familiar, e incrementarlo figura entre las proyecciones a corto plazo.
TECNOLOGÍA Y RUSTICIDAD
La parcela de tierra de Gilberto Dovales Corrales será la primera donde se levanten dos casas de cultivo rústicas en Viñales, empleando madera procesada en la planta de impregnación de postes de Guane, rolliza aportada por la Empresa Forestal del territorio, y la cubierta con nylon de polietileno.
Perteneciente a la CCS Manuel Fajardo, este productor afirma que, aunque el objetivo principal es abastecer a las instalaciones turísticas y así sustituir importaciones, los volúmenes de cosechas permitirán también realizar ventas a la población.
Mantener siembras escalonadas de hortalizas es la proyección para tributar a ese mercado, actualmente con muy poca demanda, pues no hay presencia de turismo internacional. Al preguntarle sobre las formas de pagos y la inmediatez de estos, asegura que en los últimos tiempos funcionó bastante bien.
Evaristo Otero Rivera, inversionista de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco (ABT) del municipio, entidad a cargo de la ejecución, asegura que ya poseen el sistema de riego a instalar y esperan concluir las casas de cultivo en saludo al 26 de Julio.
Antes de que termine el año esperan tener otras dos más listas en la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Antonio Maceo, con dimensiones de 30 metros de largo por nueve de ancho.
Para Dovales representa un reto asumir la explotación de esta tecnología, pues a pesar de ser avezado en la siembra de vegetales y hortalizas nunca lo ha hecho en casas de cultivo. Afirma que no teme porque “si de la forma tradicional me va bien, ahora tiene que ser mejor”.
ENTRE ESFUERZO Y ESPERANZA
Los agricultores viñaleros han hecho suyo el compromiso de incrementar las producciones y un recorrido por las carreteras del municipio es la mejor evidencia: campos cultivados, tierra preparada, hombres y mujeres en distintas labores confirman que, ante el cierre de fronteras y la imperiosa necesidad de autoabastecerse, hay respuesta.
Ellos ponen el esfuerzo y lo hacen con la esperanza de que el clima los ayude. Después de varios meses de sequía, las frecuentes lluvias los obligan a trabajar duro para mantener a raya las malezas, algo indispensable cuando se carece de fertilizantes y otros recursos para proteger las posibles cosechas.
Una vez más, ingenio y laboriosidad se combinan ante la adversidad buscando soluciones locales, porque Viñales, como todo Pinar del Río, no solo quiere levantarse recuperado del impacto de la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a Cuba, sino que cada día brega por amasar con la entrega de sus hijos nuevas victorias.