Este es el cuarto encuentro entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Miguel Díaz-Canel, pero el primero que ocurre en Cuba. Nuestros países celebran 120 años de relaciones diplomáticas y 127 del inicio de la guerra de Independencia encabezada por el legendario José Martí.
Recordemos que México alentó y apoyó las legítimas aspiraciones de autodeterminación del pueblo cubano, primero para lograr su liberación de la metrópoli española y luego de Estados Unidos. Sin duda, la Revolución mexicana fue un referente especial, al lado de otros modelos de transformación social, que nutrió el pensamiento del comandante Fidel Castro. Desde México, y con apoyo de nuestro gobierno, en 1956 zarpó la expedición de los insurgentes cubanos que lograron la liberación de la isla. México hizo suya la causa cubana.
Congruente, México acompañó el triunfo de la revolución en 1959 y posteriormente ha encabezado la querella legal internacional para exigir el fin del embargo, cuya principal víctima ha sido el pueblo cubano. Como lo señalara el presidente López Obrador, la Revolución cubana ha pasado de ser una revolución social para convertirse además en una lucha heroica de resistencia. Empresas mexicanas, latinoamericanas y de otros países invierten en Cuba al margen del bloqueo unilateral estadounidense.
No olvidemos que la creación misma de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) tuvo su origen en el planteamiento de romper el aislamiento regional de Cuba deliberadamente excluida de la OEA. Al cabo de los años hemos comprobado las bondades y beneficios de este mecanismo como idóneo para una cooperación no politizada entre nuestros países.
Las consecuencias humanitarias del embargo, acumuladas a lo largo de 60 años, han orientado al gobierno y pueblo cubanos a desarrollar una economía en gran medida autosuficiente, no sin grandes sacrificios. Uno de sus grandes logros ha sido el impresionante desarrollo médico-científico en beneficio de su población, pero que solidariamente se comparte con muchos otros países. Desde hace décadas, México ha recibido brigadas médicas cubanas que trabajan en las áreas más marginadas de nuestro país. Durante la pandemia, se intensificó esta cooperación solidaria con el envío a México de personal médico en los momentos más críticos de los contagios. En ese marco, se han firmado dos instrumentos significativos: la Carta de intención en materia de cooperación bilateral y el Acuerdo de cooperación entre la Secretaría de Salud y el Ministerio de Salud.
La relación cultural con Cuba es profunda, no solo por la migración cubana sino por las afinidades étnicas y herencia compartidas. En abril pasado, la Feria Internacional del Libro de La Habana tuvo a México como invitado de honor.
México anunció también que buscará abrir un Consulado en Cuba con el objetivo de reforzar y ampliar los servicios consulares que actualmente brinda la embajada en La Habana.
Nuestros países han recorrido senderos históricos paralelos y hemos enfrentado solidariamente las injerencias y amenazas externas. Las lecciones aprendidas las compartimos y atesoramos como pueblos hermanos.