Leonel Medina, alias ‟El Viejo”, es un hombre intranquilo cuando está en funciones de mánager en el béisbol; parece estar en todas las jugadas y con él cada partido da la impresión de ser una final.
Quizás por esa razón atesora tan buenos resultados en las categorías inferiores de la pelota cubana. El último de estos logros es precisamente el título nacional de Pinar del Río en el campeonato 15–16 del presente año.
Puntual como pocos, llegó a la hora señalada para la entrevista y en un desértico “Capitán San Luis” accedió a contar la historia de su carrera deportiva, primero como atleta y luego como entrenador, función en la que ya acumula más de dos décadas y con la que debe representar a nuestra provincia en el próximo Mundial sub‒15 de pelota.
¿Cómo fueron sus inicios en el deporte?
‟Nací en el kilómetro cinco de la carretera a San Juan y Martínez, pero precisamente cinco abriles después mi familia comienza a residir en el reparto Hermanos Cruz y a los nueve empecé a practicar béisbol en el estadio Borrego, con el profesor Rojas, uno de los grandes artífices del desarrollo de nuestra provincia en la pelota en categorías inferiores.
‟A partir de esa etapa comenzó mi relación con la pelota y posteriormente participé en eventos municipales y provinciales, con premios en esas categorías principalmente como mejor lanzador zurdo en varios torneos, hasta que integré un conjunto pinareño en el 11‒12, en la temporada 88‒89 para un nacional. En esa oportunidad me comunicaron que sería llamado a un equipo Cuba por mis características: el buen bateo y la velocidad de mis lanzamientos; pero esto quedó en palabras: no me llamaron nunca.
‟Luego ingresé en el curso 89‒90 en la Eide y estuve cuatro años. En esas campañas siempre fui regular, jugaba los tres jardines y era relevista, lanzaba con menos frecuencia y destacaba sobretodo en el jardín central, mi especialidad era el fildeo”.
¿Qué diferencias ves entre ese béisbol que jugaste en categorías inferiores y el actual?
‟No me gusta comparar épocas, pero el amor con el que se jugaba antes era mayor al actual. Por ejemplo, era más difícil imponerse: en aquel momento la matrícula en béisbol era de 25, participaban en los juegos escolares nacionales 18 y solo esos recibían el uniforme, mientras en la actualidad todos los atletas obtienen su vestimenta. Además, mi generación estaba plagada de estrellas: mis compañeros eran Ismael Cortina, Isbel Iglesias, Yuliet Cruz, Alexander Díaz. Los entrenadores eran luminarias también y te exigían el máximo, entre ellos Mario Pedroso, Julio León Pita, Carlos Hernández, Raudel Bencomo”.
¿Por qué decidiste dejar el deporte en activo?
‟Te diré que luego de un bronce en un escolar nacional y una plata en mi primer juvenil, decidí irme de la pelota como jugador. Honestamente yo amo el béisbol y para él vivo, desde esa época ya me apasionaba mucho este deporte y me gusta estar con el traje de pelotero. Entonces nos prometieron entregarnos un uniforme de Vegueros, con el que jugábamos en el evento, si quedábamos entre los tres primeros lugares de Cuba en ese torneo juvenil que alcanzamos la plata y nos quitaron el dichoso uniforme, recuerdo que escogí para jugar el número 33 de Luis Alberto Guerra, un pelotero que admiré y aquello me decepcionó y me fui para el Servicio Militar, en definitiva no participé en el último año juvenil, que se supone que es el mejor para cualquier jugador.
‟Una vez que terminé el Servicio Militar en las Tropas Especiales, me incorporé a la carrera de Cultura Física y en 1998 me llamó Giraldo González para integrar el Pinar B en la provincial de primera categoría y tuve muy buenos resultados en ese evento, el average fue más de 300 y fui preseleccionado para el conjunto vueltabajero de cara a la Serie Nacional del ’99, pero era muy complicado incluirme en ese equipo, porque entre otros aspectos mis condiciones físicas nunca me ayudaron, como el tema del tamaño y así puse punto final a mi carrera como atleta”.
Sin embargo, como mencionaste anteriormente, fue tu amor por el béisbol lo que te llevó a iniciarte como entrenador.
‟Desde que era atleta admiraba a mis entrenadores y como la pelota era mi pasión, me fui por ese camino. Además, tuve la oportunidad de estudiar por el curso para trabajadores la Licenciatura en Cultura Física y así me inicié en el área de El Indercito, lo que unido a los conocimientos obtenidos en la Facultad, me ayudaron a lograr los resultados.
‟Empecé con las categorías inferiores, en edades pequeñas, junto al desaparecido ‟Guayabo” y a Orlando Rodríguez, a quienes debo mucho de lo logrado en mi trayectoria. Fue una etapa compleja, el trabajo con niños es muy difícil, sin embargo, se aprende de esas experiencias. También sucedió que estaba rodeado de exitosos profesores, tuve esa dicha y la aproveché, mis compañeros eran entrenadores con buenos resultados y les seguí el ejemplo, el sacrificio, la sistematicidad.
‟Luego pasé al combinado Guamá y allí trabajé en el 11‒12, con Carlos Benítez, hasta que llegó la misión internacionalista en Venezuela y al regreso comencé como entrenador del proyecto deportivo de la escuela secundaria Carlos Ulloa. En ese periodo aportamos más de 30 atletas a la Eide, entre ellos el más famoso Liván Moinelo, y excepto una ocasión gané tres de los cuatro provinciales, ahí estuve hasta el 2019.
‟En el 2016 se decide la realización de torneos 13‒14, primero con formato zonal. Así la Comisión provincial decidió que dirigiera en esta cita y logré el título. Aquel torneo fue aquí en Pinar y solo perdimos un juego ante La Habana.
‟Un año después se realizó el campeonato nacional y nuestra representación no obtuvo el resultado esperado, nos tuvimos que conformar con el quinto puesto, entre otras razones porque no logramos concentrar los jugadores de los municipios; sin embargo en 2018 nos llevamos la plata y entonces se decide que yo sea el mánager del 15‒16 para la siguiente temporada”.
Resulta difícil dirigir en el béisbol en categorías inferiores en la actualidad.
‟Sí es muy sacrificado el dirigir en esas categorías, principalmente por la escasez de recursos, sin embargo, en muchas ocasiones no abunda la logística por falta de gestión de las personas que deciden esto.
‟En cuanto a la relación con los padres es un tema complejo. El entrenador tiene que pensar como los padres y en mi caso se ha logrado formar una familia entre los atletas, el cuerpo de dirección y los progenitores. Con esta relación se ha logrado solventar muchas necesidades del equipo como bates, guantes o el propio calzado de los muchachos, sin la ayuda de los padres no funciona esta categoría”.
¿Qué retos tiene la pelota cubana en estas categorías inferiores?
‟Desde mi perspectiva hay que mejorar en el aspecto técnico. Los jugadores tienen que mejorar en el fildeo, en la postura y mecánica para lanzar y en bateo también, así como en el toque de bola, porque hay que aprender a fabricar carreras con conexiones cortas; el trabajo en el aspecto táctico es imprescindible”.
¿Y trabajar con un seleccionado de Pinar en una serie nacional?
‟Me gustaría estar dentro del cuerpo de dirección de algún equipo vueltabajero en una nacional de mayores, eso sería la consagración y no te puedo negar que es una meta, aunque creo que me queda mucho por aprender todavía”.
Mi amigo!! te mereces los mejor!! Saludos desde Panamá!!