Yeney Ramos Camejo es licenciada en Estudios Socioculturales en la universidad Hermanos Saíz Montes de Oca y recientemente obtuvo el grado de máster en Ciencias en Estudios Históricos y de Antropología Sociocultural Cubana. Trabaja como museóloga especialista en el museo de historia natural Tranquilino Sandalio de Noda.
Su investigación, El simbolismo del ritual Ikofáfun de la regla de Osha-Ifá, realizada de conjunto con su tutor, el doctor en Ciencias Silfredo Rodríguez Basso, mereció el premio Academia de Ciencias de Cuba (ACC). Su artículo científico, Ikofáfun, el óvulo que viene del infinito, fue aceptado para publicación por Disparidades. Revista de Antropología que edita el Instituto de Lengua, Literatura y Antropología (ILLA) y el Consejo Superior de Investigación Científica (CSIC) de España.
Sobre su tesis de maestría expresó: “Se propone contribuir a los estudios relacionados con los aportes del simbolismo en los rituales femeninos de la regla de Osha-Ifá. Su campo de investigación se circunscribe a los símbolos del ritual Ikofáfun en la casa religiosa Ifá yemí omó eníyan Oduduwa a ti Oshún, ante el insuficiente tratamiento del tema desde una perspectiva simbólica”.
Ramos Camejo realizó el trabajo de campo en dicha casa religiosa porque cuenta con uno de los babalawos de mayor edad de consagración en la ciudad de Pinar del Río, poseedor de un alto grado de conocimiento esotérico: Enrique Machín, quien le proporcionó datos de variada riqueza, explicitud y coherencia.
Después de su logro, desea aplicar al programa de doctorado en Ciencias sobre el Arte que coordina la Universidad de las Artes (Cuba), para así continuar el estudio simbólico de los rituales femeninos de la regla de Osha-Ifá y visibilizar la importancia del rol de la mujer al interior de esta religión.
Pero Yeney además de antropóloga es también fotógrafa.
“Empleo la fotonaturaleza para reflejar las distintas formas de vida que nos rodean y que a veces pasan desapercibidas ante el ojo humano, sus interacciones, los valores naturales, culturales e históricos del paisaje”, dijo.
“Paralelamente utilizo la fotografía etnográfica para el estudio de las celebraciones rituales de la regla de Osha-Ifá, tomando como referentes metodológicos la Antropología visual. Esta última me facilita desvelar el simbolismo de los ritos en esta expresión religiosa a través de sus artefactos religiosos y de relaciones que se establecen entre los actores rituales.
“Siempre estoy dispuesta a hacer fotografías, aunque tengo etapas de creación más intensas que otras. La fotografía, así como el proceso creativo que lleva implícito, constituye un proceso de sanación y de diálogo con mi ser”, aseguró. Pertenece al proyecto artístico-pedagógico Farmacia, gestado por el artista visual y director del Museo de Arte Pinar del Río (MAPRI) Juan Carlos Rodríguez, y expuso de forma online su obra de sitio Ikofáfun: el óvulo que viene del infinito, como parte del programa para la 14 Bienal de La Habana a través del perfil en Instagram @lafarmaciatelurica2, desde el pasado 17 de enero.
“Desde mi posición como antropóloga, a la vez iniciada de la regla de Osha-Ifá, religión cubana de matriz africana, me motivó realizar esta obra de sitio, la necesidad de estudiar los rituales femeninos desde una perspectiva simbólica ante el insuficiente tratamiento del tema en las fuentes consultadas, así como por los diferentes puntos de vista que suscita el rol de la mujer en esta expresión religiosa.
“A través de un conjunto de imágenes, la obra de sitio revela el simbolismo de la celebración ritual de carácter femenino Ikofáfun de la regla de Osha-Ifá y la importancia de la mujer dentro de este ritual; asociado a su protección, la salvaguarda del embarazo y la adquisición de un nuevo rol social en el contexto religioso denominado apetebí. Además, en este ritual por mediación de Orula, deidad de la sabiduría y el conocimiento, la iniciada conoce su destino y a su deidad tutelar.
“De igual forma, se muestran los artefactos religiosos utilizados en el ritual, además de los que recibe la mujer una vez finalizado este rito de paso. Desde el punto de vista simbólico, la obra de sitio, se ubica en Odu: letra, signo o figura del sistema filosófico-literario de la regla de Osha-Ifá; asumido como el espacio intangible donde habita esta espiritualidad, en el que se manifiestan el mito conexo a Ikofáfun y sus diferentes mitos secundarios con sus ritos análogos.
“Esta celebración ritual constituye un paisaje cómplice, pues la mujer a través de Odu reconoce su destino. Destino escogido por ella en el cielo y olvidado en el tránsito del cielo hacia la tierra a través del útero materno”, explicó.
Para Yeney las obras de sitio ahondan en la complicidad lugar-memoria-imaginario-paisaje, así como muestran el carácter ritual del arte contemporáneo en la representación de experiencias como parte del imaginario. El carácter descolonial que emerge del estudio de Ikofáfun se relaciona con las bases conceptuales de la 14 Bienal de La Habana, las que abogan por la diversidad de las culturas, la convivencia de los imaginarios y el reconocimiento a la alteridad para conformar un futuro más inclusivo.
Ella se define como una empoderada, que admira el hecho de ser mujer con muchas inquietudes, en constante proceso de búsqueda de la verdad. Además de antropóloga y fotógrafa, es también otra madre que se esfuerza para que su hijo sea un hombre de bien.