Valiente. Así califica el joven realizador pinareño Yosmany Ventura Pérez, la producción dramatizada de la radio cubana en la actualidad. “Sobreponerse a las vicisitudes de estos tiempos es un reto constante para una radio centenaria que, en el mundo, es reconocida por producir el radioteatro o programa dramatizado”, argumenta.
“Es lo más costoso que se hace, por la cantidad de artistas que se necesitan: guionistas, asesores, directores, efectistas, musicalizadores, actores… Aun así, por defender su patrimonio, Cuba hace ingentes esfuerzos para mantener su radiodifusión dramática”.
Nuestro país es considerado uno de los pioneros del dramatizado radial seriado, y atesora hitos como la novela El derecho de nacer, estrenada en 1948 y ampliamente versionada en diversas naciones hasta la fecha.
Ventura Pérez resulta heredero de toda esa tradición. Con solo 17 años escribió sus primeros libretos para el programa humorístico de la emisora provincial Radio Guamá. Aunque ha incursionado también como locutor y director de programas de otro corte, el guion dramatizado ha sido una constante en su desempeño profesional. De ahí, la profunda alegría que lo embargó al recibir el Premio al Mejor Guion en la más reciente edición del taller y concurso nacional Antonio Lloga in memoriam.
Con el nombre de La sombra, la obra ganadora clasifica como cuento de terror, un género que, el también doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad de Pinar del Río, explora por primera vez y considera menos usual que otros pues “demanda mucho de la imaginación del oyente, con los recursos que uno pueda brindarle.
“En la televisión tú observas detalles como la sangre, el maquillaje, los elementos visuales, el personaje que se acerca y el protagonista no lo ve, entre otros. En la radio, todo es mediante sus cuatro recursos: voz, música, efectos y silencios. Ahí radica el reto, en lograr, a través de eso, lo que me propuse: combinar misterio y suspenso, sorprender al oyente que viene pensando en una idea y, justo en el último parlamento, con solo una expresión, cambiarla totalmente”.
Referente al terror, Yosmany trabaja en una versión para la radio de un cuento de Edgar Allan Poe, que sirva como medio de enseñanza y aprendizaje para los estudiantes de la Educación Media Superior; en tanto, en el bando contrario, el humor continúa demandando su creatividad y talento.
“Escribo hace ya ocho años Con prisa para la risa. Es un programa semanal que está posicionado en plataformas digitales y se consigue mucho con él, aunque no estamos satisfechos. El humor es difícil de lograr.
“Suelo preocuparme porque los escritores que hay no se inclinan hacia él, y es un género costumbrista que puede aprovecharse bastante. Cuando falleció Alberto Luberta, a quien debo mucho de mi formación, su programa Alegrías de sobremesa, de Radio Progreso, dejó de hacerse. La radio cubana necesita este género y cada vez somos menos los que incursionamos en él. Si Cuba lo arropó desde un inicio y por ello es reconocida internacionalmente, entonces deberá defenderlo a ultranza”.
A juicio de este apasionado del mundo sonoro, dinamizarse y mostrar la realidad de los oyentes con un discurso contemporáneo, pudieran ser algunas de las claves para sostener en el tiempo la fama bien ganada por Cuba en la producción de dramatizados radiales. Y en consecuencia con su forma de pensar, también habla de varios proyectos que tiene en mente, de agradecimientos a quienes han sido sus colegas y maestros, y en especial, a los oyentes, “esos jueces que siguen nuestra obra y nos apoyan”.